Láser, alternativa para tratar el glaucoma
OPINIÓN

De mano de la innovación tecnológica hemos podido dar un paso más para lograr una mejoría destacable en la calidad de vida de los pacientes con glaucoma. Poder seguir perfeccionando el tratamiento de una enfermedad es siempre una muy buena noticia y más si hablamos de una de las primeras causas de ceguera evitable en el mundo, conocida como la ceguera silenciosa al no presentar sintomatología ni pérdida de capacidad visual hasta fases muy avanzadas.
Disponer de esta nueva terapia es, sin duda, una buena noticia para las 70.000 personas en Galicia y para cerca del millón en España afectadas por esta patología. El láser SLT surge como opción segura y eficaz para abordar los casos de pacientes que presentan dificultades con el tratamiento habitual.
Hablamos de una nueva opción terapéutica eficaz y alternativa o complementaria a la administración de colirios para el control de esta afección ocular que permite regular la presión intraocular de forma menos invasiva que la cirugía de glaucoma que realizamos en quirófano y que, pese a ser segura, no está exenta de riesgos.
Su eficacia contrastada nos permite afirmar, por tanto, que puede contribuir a detener el avance o minimizar el impacto del glaucoma en un elevado porcentaje de pacientes que podemos situar en torno al 80 % de los que cumplen características para ser tratadas con este procedimiento.
Y lo hace de manera selectiva ya que actúa seleccionando las células encargadas de regular la presión intraocular en la malla trabecular, logrando no producir ningún daño al resto de tejidos. Incidir sobre ellas permite desencadenar una reacción inflamatoria que limpia y estimula dichas células, consiguiendo que funcionen mejor y facilitando la salida del humor acuoso del globo ocular.
Puede utilizarse como opción de tratamiento primario para las primeras etapas del glaucoma de ángulo abierto, que es el más frecuente en la población, y emplearse en combinación con la terapia con medicamento o como terapia alternativa cuando los medicamentos no alcanzan el efecto deseado. También es una opción de tratamiento flexible ya que se puede repetir si es necesario en función de la respuesta individual del paciente.
En el caso de aplicarse como tratamiento inicial consigue reducir en torno a un 30 % la presión intraocular, conservando este efecto en un plazo de unos cinco años, lo que redunda en la mejoría de la calidad de vida de los pacientes a la que aludía al principio de este artículo. A tenor de estos resultados, lo esperado es seguir confiando en la innovación y la tecnología para dar respuesta a los retos diagnósticos y terapéuticos asociados a las enfermedades de la visión.