Empresa busca talento

Ángel Pidal DIRECTOR DE PERSONAS Y TALENTO DE GRUPO NORTEMPO

OPINIÓN

31 jul 2023 . Actualizado a las 12:45 h.

En tiempos de inteligencia artificial, los especialistas en selección de personas valoramos más que nunca la inteligencia emocional y humana. En equilibrio con las competencias técnicas (hards kills) el factor humano de las habilidades blandas (soft skills) pesa en los currículos tanto o más que los aspectos formativos.

En los procesos de selección cada vez valoramos más aspectos como la actitud, predisposición, motivación o la iniciativa de los candidatos. Ponemos el foco en las competencias sociales que se adquieren en la vida diaria y orientadas a la capacidad de adaptación a las circunstancias del puesto de trabajo. Comunicación, gestión de relaciones, habilidad de negociación, autogestión, capacidad para el trabajo en equipo, resiliencia, liderazgo, control emocional, empatía o resolución de conflictos conforman una suerte de tótem del talento que marca la diferencia entre calidad y excelencia, el objetivo que anhela cualquier organización.

Las soft skills son difíciles de medir; y su detección depende en buena parte de las habilidades, también blandas, de sus seleccionadores, cuyas dosis de talento han de ser amplias para lograr casar valores objetivables con la faceta más subjetiva del buen hacer profesional. Hay ciertas competencias, no obstante, que se nutren de ambas caras de la misma moneda. Cuestiones como la «visión global» o la «orientación al cliente» son buenos ejemplos que requieren conocimientos, experiencia, aptitud y actitud, y es esta la tipología de requisitos más demandada en los actuales escenarios. Es por ello que hoy en día las hard skills suelen ser excluyentes al comienzo de los procesos e importantes por tanto; pero, tras esta primera criba, son las soft skills las que actúan como valor diferencial entre candidatos con similares competencias técnicas. Es decir, son clave para descubrir el mejor talento.

Invirtamos aquello que en ocasiones he leído procedente de grandes compañías, convertida en máxima en recursos humanos: «Contratamos por competencias y despedimos por actitud». En tiempos de inteligencia artificial, contratemos por talento como suma de competencia y actitud; creemos equipos humanos con profesionales que sean personas y que multipliquen el talento y su diversidad (analógico y digital, joven y sénior). Un talento sin fronteras, que sea el único requisito que exijan las compañías en sus procesos de selección.