«Yo quiero y creo que va a ganar la derecha», decía Jiménez Losantos. «Unos 180 escaños. A mí lo que me pide el cuerpo son 190», comentaba junto al sociólogo Narciso Michavila. Pues, aunque no se lo crean, yo esperaba unos resultados electorales bastante parecidos a los que se han producido; si soy sincero, pensaba que todavía serían mejores para el Partido Socialista.
Mi pronóstico se basaba en la patética campaña del Partido Popular y en que su giro a la extrema derecha solo conseguiría captar votos de Vox. Está claro que Núñez Feijoo y su equipo, en especial Bendodo, no han dado una y las mentiras del único debate, en la cadena de Ana Rosa, no tuvieron el efecto esperado, ya que, lejos de mejorar su posición, despertaron a los votantes de otros partidos.
Aparte del repetido «que te vote Txapote» y de «perro Sanxe», fueron especialmente llamativos los bulos. Sembraron dudas sobre el servicio de Correos, sobre los trenes, etcétera, pero no hablaron del salario mínimo, de la reforma laboral, del ingreso mínimo vital, de la campaña de vacunación, de la excepción ibérica..., solo de derogar el sanchismo y de que el «poder del perro» robaría los votos y estropearía los trenes. Obviamente, el resultado fue la movilización del centro izquierda y de la izquierda.
Y qué me dicen del portavoz de la campaña en una playa falsa: «Venga, coger un par de camiones de arena y tirarla en el campo de la esquina, que vamos a hacer una playa»; ni se molestaron en poner el bañador. Y el puñal de Miguel Ángel Rodríguez aconsejando que no fuera al debate de la televisión pública. Eso es la venganza de Don Mendo.
Sin embargo, tengo que confesarles que no esperaba las reacciones de algunos políticos y propagandistas del Partido Popular. La dama de rojo ya apareció en el balcón de Génova con la guadaña mientras los cachorritos genoveses gritaban «Ayuso, Ayuso», pero ha sido Esperanza Aguirre la primera que, con claridad meridiana, la ha declarado la heredera de Núñez Feijoo y ha despachado a Alberto en ferrobús para Os Peares.
Siguiendo con el poder del perro, ahora la derecha ataca con Puigdemont. Según parece, le van a entregar España al prófugo catalán, pero, digo yo, antes tendrán que quitársela a Bildu, que ya se la habían dado. Menos mal que Vox ha pedido un recuento de votos porque no se fían del resultado: ¿cómo perdemos con tantos toreros que hay en España?
Pero no se apuren, todavía nos queda la matraca de la lista más votada. No se si recuerdan que «perro Sanxe» se fue del Parlamento porque el Partido Socialista dejó gobernar a Mariano, algo que por cierto no hizo el Partido Popular en el 2019. Ahora han pactado con Vox en comunidades y ciudades en contra de la lista más votada y vienen con el cuento: «Déjame mandar, Pedro Sanxe».
En el balcón de Génova ya entonan el salmo: «Libra mi alma de la espada y del poder del perro Sanxe mi vida».