Pactar con veinte es muy sencillo

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

Quique García | EFE

07 ago 2023 . Actualizado a las 08:58 h.

Disculpará el lector este título. Es una hipérbole. La hipérbole semeja atributo propio de escritores. Defoe fue el más proclive a la exageración. Antes lo habían intentado los clásicos: convirtieron los mitos en asunto literario pleno de prodigios. Cunqueiro exageraba, pero lo hacía con pluma de pavo real y casi no se notaba. El esperpento de Valle, en el fondo, es una hipérbole en latifundio literario. No me extiendo más en el propósito de justificar el frontispicio de esta reflexión. Y voy a lo que voy, que es lo que preocupa a millones de españoles: los pactos. Sánchez tendrá que hacerlo con veinte partidos, por lo menos, si quiere lograr su investidura. ¿Qué es eso para Sánchez? Poca cosa. El hombre al que expulsaron los propios socialistas y regresó. El primer ganador de una moción de censura: ¡tenía entonces 85 diputados, el peor resultado de la historia del PSOE! El primero que llevó a cabo lo que Rubalcaba denominó Gobierno Frankenstein. El que se empeña en mostrarse como ganador de unas elecciones que perdió. Él, presidente en funciones, puede pactar con veinte o con los que le echen. Es un titán. Lo que ignoro es si España podrá con la carga que Sánchez pone sobre sus hombros.

He numerado los partidos que integran la coalición Sumar. Su líder, encantada con los resultados electorales en los que ha perdido siete diputados: de 138 —contando los que cada partido obtuvo— a 131. Todo un éxito. Sumar son quince partidos y dentro de esos partidos, como Izquierda Unida, hay otros grupos que no me he parado en contar. Si a esos quince les sumamos PNV, Bildu, Junts, ERC y BNG ya tenemos veinte. Podemos añadir alguno más, pero bastan veinte para la intención de este artículo: demostrar que gozamos de un presidente muy capacitado para el pacto. Puede pactarlo todo y con todos (menos con la perversa derecha y sus once millones de votos, perversos también). Se preguntarán ustedes cómo lo hace. La fórmula es muy sencilla: dice sí a lo que reclaman sus socios. Si hay que indultar, se indulta. Y si hay que eliminar la sedición, también. Es un genio en concesiones. La última, de orden multimillonario: condonar la deuda o parte de la deuda de Cataluña, 71.852 millones de euros. Es lo que deben los catalanes al fondo de liquidez. Los gallegos también debemos, 2.759 millones. Madrid no debe un euro. Cataluña, anunciaba La Voz el pasado jueves, debe casi el 60 % de la ayuda del Estado que recibió desde el 2012. Poco dinero, porque el dinero público no es de nadie: como nos enseñó el Gobierno progresista que quiere dejar atrás «las tinieblas» de la derecha. La vuelta al «pasado tenebroso». El pasado, por ejemplo, es el agujero propiciado por Zapatero del que nos sacó Mariano Rajoy para no ser rescatados. Costó 58.000 millones, menos que la deuda catalana, y salvó a España de la quiebra. Sánchez, de momento, salvará a Cataluña. Imagino que los gallegos que han votado al PSOE estarán encantados.