Nadie mueve un dedo en la Ciudad de las TIC
OPINIÓN
Con la publicación en el BOE de las directrices generales de la Estrategia Industrial de Defensa 2023 entró en vigor un nuevo desafío industrial. El objetivo, potenciar una nueva hoja de ruta que maximizará «el rendimiento de la inversión y el fomento de la cohesión territorial». Un nuevo modelo de industria nacional que priorizará la innovación en el sector, y apostará por el tejido industrial y tecnológico español, sustentándose en tres pilares: más autonomía estratégica y menos dependencia de terceros, contribución a una Europa de la Defensa, y consolidación de una buena base industrial y tecnológica.
El nuevo escenario internacional marcado por cambios geopolíticos y geoestratégicos está promoviendo este contexto de aumento de la inversión en defensa en todo el mundo, que en España, para cumplir con los compromisos adquiridos en el seno de la OTAN, alcanzará el 2 % del PIB en el 2029. Una estrategia que depende no solo de su propia capacidad industrial, sino también de la investigación e innovación en el sector civil, donde el doble uso se convierte en todo un desafío. La estrategia abarca desarrollo de capacidades, consorcios empresariales y alianzas estratégicas, nuevas tecnologías y reto digital, cultura de defensa y gestión del conocimiento industrial, entre otros. Asturias lo ha entendido bien y ha conseguido del Gobierno el apoyo al Corredor de la Plata, que potenciará la colaboración industrial entre Asturias, Castilla y León, Extremadura y Andalucía. La importancia de los corredores es que canalizan los esfuerzos inversores y generan mucha actividad económica y empleo.
La recuperación de la fábrica de armas de A Coruña, que iniciamos en el 2017, luego cedida a la Universidade da Coruña en el 2019 para su gestión como proyecto Ciudad de las TIC, fue fruto de una sabia decisión de la ministra Margarita Robles, que supo escuchar las necesidades a través de los representantes de la provincia, de su alcalde, de las autoridades de la defensa y de nuevos emprendedores, mostrando un formidable coraje para liberar la vieja fábrica. Hoy, cuatro años después del anuncio de la UDC de movilizar 2.000 empleos, 500 de ellos de nueva creación, todo sigue siendo una fábula.
Como representante del claustro en el consello de goberno, formulo con frecuencia preguntas acerca de la marcha del proyecto, y de la falta de solidez de lo que hasta ahora se está viendo, pero las respuestas apenas hablan de un plató para trabajos audiovisuales, un espacio de prueba para drones, y alguna pequeña aportación que no suponen ni la milésima parte de lo prometido, dejando aparte la potencialidad de las infraestructuras existentes. Lástima de la pérdida de oportunidad para situar a A Coruña en la nueva Estrategia Industrial para la Defensa de España, y contribuir, con la experiencia e infraestructuras todavía acumuladas en Pedralonga, a la defensa de nuestra democracia y la de las democracias europeas, hoy amenazadas por quienes usan las armas para intentar doblegar el modo de vida occidental y quedar a riesgo de un acontecimiento bélico global de impensables consecuencias.