Tito y la piedra

Susana Quintás CONSEJERA INDEPENDIENTE

OPINIÓN

DADO RUVIC | REUTERS

11 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Tito es el nuevo miembro de nuestra familia, un cachorro de pastor alemán que últimamente ha desarrollado un hobby ciertamente extraño. Cuando algo no sale como él quiere, sale disparado en busca de la piedra más grande que pueda encontrar y le ladra sin parar mientras le da con la pata.

Imagínense una discusión épica en la que la roca nunca gana, pero Tito tampoco logra nada. A veces la mueve, intenta morderla, pero la piedra se queda imperturbable. Cuando lo veo hacer eso, no puede dejar de pensar en la gestión del cambio en las organizaciones.

No son pocas las veces que, ante la implementación de nuevas tecnologías o la reestructuración de procesos, se produce una intensa lucha entre los empleados y aquellos que intentan implantar el cambio. La resistencia surge debido al miedo a lo desconocido, la pérdida de control y las preocupaciones legítimas sobre cómo les afectará (¿me quedo obsoleto?).

Esto se traduce en falta de colaboración, comunicación deficiente, rumores y formación de grupos de resistencia. El resultado es una organización fragmentada, disminución de la productividad y, en última instancia, el fracaso en la implantación.

El 2023 es el año de la explosión de la inteligencia artificial generativa, en cinco días ChatGPT llegó a los 100 millones de usuarios, a Twitter le llevó dos años.

Fuerte impulsora del cambio en prácticamente todos los sectores, según McKinsey, se podrían conseguir mejoras de la productividad de entre un 0,1 % y un 0,6 % anual hasta el 2043, entre 2,6 y 4,4 billones de dólares de productividad anual en todo el mundo. Su valor es indudable, así que no es extraño que las empresas estén pensando en cómo implantarla y capturar todo el valor que trae, transformando la productividad y los puestos de trabajo. La cuestión es cómo abordar mejor esta iniciativa que, a menudo, desatará resistencia al cambio en las compañías.

No hay una fórmula mágica para superar este desafío con éxito, pero hay recomendaciones que sin duda pueden ayudar:

1.- Un estilo de liderazgo efectivo, capaz de comunicar la visión y los beneficios del cambio de manera clara y convincente, y alentar al equipo a superar el miedo o la aprehensión inicial. A diferencia de Tito y sus descontrolados ladridos, este es un estilo de liderazgo que debemos imitar.

2.- Una cultura abierta al diálogo y la retroalimentación, brindando oportunidades para que los empleados expresen sus inquietudes y ofreciendo respuestas claras y honestas.

3.- Involucrar a las personas en el proceso de cambio, con formación y capacitación, reconociendo y recompensando el esfuerzo y la adaptación.

4.- Una mentalidad de aprendizaje y adaptabilidad. Es necesario adquirir nuevas habilidades y conocimientos. El estudiar no se acaba nunca…

En conclusión, estamos en medio de la explosión de la inteligencia artificial generativa, y su influencia está dejando huella en todos los aspectos de nuestra vida. La pregunta es: ¿estamos listos para abrazarla y aprovechar al máximo sus posibilidades? Al igual que Tito aprende a lidiar con su roca, enfrentemos el cambio con valentía y determinación. Es hora de dejar atrás los ladridos inútiles y convertirnos en líderes capaces de impulsar la transformación en nuestras organizaciones.