Decálogo del buen progresista

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

Alberto Ortega | EUROPAPRESS

28 ago 2023 . Actualizado a las 08:55 h.

No es fácil ser progresista. Y mucho menos un buen progresista. Vista la dificultad de la tarea, me propongo anotar algunos principios irrenunciables. En primer lugar, el buen progresista debe repetir constantemente la expresión «gobierno de progreso» cuando se refiera a un ejecutivo comandado por Pedro Sánchez; no le importará al buen progresista que sus socios sean Junts o Bildu, marxistas, sabinistas (Sabino Arana) o independentistas, los gobiernos de progreso tienen capacidad de negociación y por lo tanto pueden pactar con quien les plazca (y lo que les plazca). En segundo lugar, y por ilación o consecuencia del primer punto, el buen progresista debe pensar que todo lo que no sea el gobierno de Sánchez es un gobierno de regreso, por decirlo en modo sintético; baste comprobar la situación de Galicia, gobernada repetidamente con mayorías absolutas del Partido Popular y espejo de la sociedad del siglo XII: sin ilusión, sin turismo, hambrienta, habitada solo por pobres, feudal y muy machista. El último adjetivo me da pie al tercer principio: el buen o la buena progresista debe ser feminista, pero no un/una feminista cualquiera, sino un/una feminista de los/las de Montero: puede elaborar una ley que pone en la calle a violadores sin dimitir de su cargo ministerial (o sin que Sánchez la destituya), pero no dejará de pedir el cese de un individuo tosco que le planta un beso forzado a una deportista y se palpa groseramente en el palco de autoridades (¿cómo es posible que Rubiales hubiese llegado a ser presidente de una institución?). El tercero empuja al cuarto: el lenguaje será siempre compañeros y compañeras, miembros y miembras, inclusivo; así se inculcará en las escuelas desde la primera infancia, sin proponer a los discentes la existencia de una forma gramatical (masculino genérico) que engloba ambos géneros (¡géneros, no sexos!). Quinto, y de modo obligatorio, el buen progresista será muy ecologista/animalista, sin importarle lo que diga la gente («matar a una rata tiene igual pena que ocultar el cadáver de mi hija», Juan Carlos Quer, 22 de agosto del 2023). Sexto: defenderá la igualdad y en nombre de ella hará iguales a los que aprueban y a los que suspenden. Séptimo: el término «justicia social», omnipresente: quitar a unos para dar a otros, aunque algunos de esos otros prefieran la galbana antes que la faena. Octavo: cualquier persona que prospere sin declararse progresista, y más siendo católica, será señalada. Noveno: el buen progresista defenderá la amnistía, es decir, el perdón que se ordena por razones de orden político de carácter extraordinario; así se ofrecerá al mundo la imagen de una libérrima España donde el lema Freedom for Catalonia se repita, como una oración, abriendo los telediarios. Y hablando de telediarios, décimo y último: los medios de comunicación serán progresistas o no serán ni medios ni comunicación. Punto. Otro día escribiré un nuevo decálogo.