Arguiñano en su balcón

Beatriz Pallas ENCADENADOS

OPINIÓN

17 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Nadie puede arrebatarle a Jordi Hurtado su sólida condición de veterano en la pantalla. Pero con la misma robustez de la experiencia, Karlos Arguiñano ha ido encadenando temporadas siempre en la cima del éxito. Sin taconear tan fuerte como otros al estrenar zapatos después de las vacaciones, el cocinero inauguró el nuevo curso esta semana con 75 años recién cumplidos. En su programa del lunes recordó que ese mismo día celebraba 35 años exactos desde que cocinó por primera vez ante una cámara. Son más que los que lleva Hurtado al frente de Saber y ganar. Para muchos eso equivale a toda una vida.

El mérito de Arguiñano como icono televisivo es que ha sabido evolucionar sin dejar de ser él mismo ni asomarse al postureo culinario que hoy dicta los cánones en las redes sociales. Su cocina, siempre recién reformada, ha ido adaptándose a las tendencias decorativas y a las necesidades de los patrocinadores. La novedad de este año es una pantalla LED gigante, el nuevo artilugio de moda del mundo audiovisual, y a la que él denomina su «balcón». Pero el éxito de su programa reside en su forma de comunicar y en su habilidad para disertar sin ínfulas sobre cualquier asunto, desde la importancia de tener los cuchillos bien afilados o de comerse un huevo cada día a cualquier noticia de la actualidad. Sin artificios ni remilgos, lleva décadas siendo todo un influencer.