El esperma mediático y Luis Rubiales

Eduardo Riestra
Eduardo riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

SERGIO PÉREZ | EFE

17 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Como Margarito Duarte, el personaje de La Santa de García Márquez, que se paseaba por Roma con el cuerpo incorrupto de su hermosa hija fallecida con siete años de edad, pretendiendo su canonización, anda estos días Ana García Obregón arrastrando su personalidad por los programas de televisión para contribuir al pan y circo con sus emociones.

 A Margarito se le mueren los papas mientras el tiempo pasa, el dinero se acaba, y la santidad no llega.

Ana pasea la foto de su hijo Aless, y escribe un libro contando el historial médico de su trágica muerte —la misma que golpea a tanta gente que sin embargo no es famosa ni exhibicionista— al tiempo que comparte su ingeniosa manera de perpetuar el ADN por medio de una operación que combina fluidos del cadáver con úteros de alquiler, y peripecias jurídicas.

Ha quedado demostrado que la televisión tiene tal querencia por la casquería que el carnicero de mi barrio se está planteando poner una demanda por intromisión profesional.

Parece que las normas sanitarias para su actividad son muy exigentes y los canales carecen de los títulos necesarios, y el día que un inspector de consumo entre en un plató de televisión se les va a caer el pelo.

Yo creo que hay que respetar las desgracias ajenas.

Pero, sobre todo, también creo firmemente que hay respetar las desgracias propias.

Por eso, aunque sé que si la susodicha leyera este artículo se molestaría, también sé que es ella la que intenta meter en mi casa sus tragedias personales —y sus miserias—.

Para la exhibición genital ya tenemos a Luis Rubiales.