Entiendo el PSOE como un instrumento de cambio que siempre trascendió y que seguirá trascendiendo a todos los que en algún momento u otro lo representamos. Porque todos en él somos accidentales. Su esencia no son las personas. Fundamentalmente, son las ideas de libertad e igualdad de oportunidades en el marco de un Estado social. Las personas pasan. Pero esas ideas permanecen. El resto es puramente coyuntural. Y las discrepancias en lo coyuntural, que obedece más a razones de oportunidad política que ideológicas, creo que no merecen el reproche de la expulsión de nadie. Cuando fue el referendo de la OTAN, Felipe cambió de opinión por razones de mera oportunidad política. Yo llené la sede de carteles de «OTAN No». Seguro que no gustó. Pero nadie me expulsó. Y eso que, de aquella, decían que el que se movía no salía en la foto.
Las discrepancias en lo coyuntural, como en los temas de la ley trans o la amnistía, por poner solo algunos ejemplos muy recientes o actuales, además de ser muy enriquecedoras tienen el efecto de sumar, al abrir el espectro político del PSOE haciéndolo mucho más plural. Porque si las sociedades no son monolíticas, los partidos, respetando su esencia, tampoco deberían serlo. Porque querer imponer lo coyuntural expulsando a quienes no discuten la esencia es sectarismo. Y el sectarismo siempre resta. Y máxime cuando lo que hoy se impone como coyuntural resulta que viene a contradecir todo lo que antes se dijo que no se haría. Porque, ¿cuáles eran nuestras posiciones ante determinados temas hasta ahora? ¿Quiénes son entonces los que cambiaron de opinión? Nicolás Redondo no. Porque él sigue diciendo lo que todos decían antes.
Con todo esto solo quiero decir que en el PSOE siempre hubo críticos y que yo siempre me sentí disciplinado en su esencia, que es su ideario, pero totalmente libre en lo coyuntural. Como fue en el tema de la OTAN. Y así quiero seguir. Si hoy en el PSOE ya no tienen sitio para militantes como yo, pues ya me lo harán saber con un expediente de expulsión. Porque irme por mi propio pie, no pienso hacerlo. Porque mi intención es seguir haciendo lo que siempre hice, intentar cambiar las cosas. Dentro también. Y sobre todo las coyunturales, las de pura oportunidad o mera conveniencia política, que, al no formar parte de nuestra propia esencia, tanto pueden ser de una manera como de la otra. Por lo que yo siempre seguiré defendiendo la manera que más me convenza. Por cierto, como hacen los que me critican. Que lo hacen por defender la que más les convence a ellos.