Como estamos en temporada alta de bulos, hemos de estar atentos a lo que se publica y tratar de contrastar las noticias. Algunas son tan burdas que no se las cree ni el más memo, pero otras son falsedades más difíciles de contrastar que se quedan flotando, y más en este caso, en la opinión pública. Veamos.
«Sánchez ha destruido 256 presas y embalses», dice el bulo que circula desde hace semanas en España. «Se demuelen embalses en tiempos de sequía para agravar así la escasez de agua; sin estas presas y embalses hay menos agua y sin agua no hay agricultura ni ganadería». Este si que es bueno: «El Gobierno socialcomunista se está cargando España, además de arruinarnos sigue destruyendo embalses en plena sequía».
Las redes se llenan de sandeces, en general, fomentadas por los foros de ultraderecha. «España es ya el país que más presas destruye de toda Europa», «108 presas demolidas en 2021; 148, en 2022; y 43 en los primeros cuatro meses de 2023», «estamos en la peor sequía que se recuerda, pero el Gobierno se jacta de ser ‘‘referente mundial’’ en la demolición de presas».
Vayamos a la realidad. Para empezar, si esto fuera, cierto deberíamos felicitar a el Gobierno, porque la capacidad de los embalses en España se mantiene constante y no ha disminuido en los últimos años; si realmente se hubiera llevado a cabo la demolición de grandes presas o de embalses y la capacidad de embalsado no varía nos encontraríamos ante el milagro del agua.
Pues bien. Lo que se ha suprimido son pequeñas barreras fluviales como saltos, estaciones de aforos, estaciones automáticas u otras construcciones de hormigón, cuya función nada tiene que ver con el embalsado. La mayoría son azudes, estructuras hidráulicas que se emplazan transversales al cauce de un río, con el objeto de generar una barrera para sobreelevar el nivel del agua y provocar un desvío hacia otro sistema de conducción. El azud no sirve ni para almacenar o regular agua y muchos no se utilizan o están obsoletos. Como socialcomunista a tiempo parcial me gustaría recordarles a los ignorantes que la acumulación de barreras en los cauces de los ríos es un serio problema que compromete la conservación de los ecosistemas fluviales, de manera especial la vegetación de ribera. Además, retener el agua supone cortar el paso a sedimentos y nutrientes que dejan de ir aguas abajo.
Se ha dicho que la ideología condiciona mucho nuestro comportamiento ante un bulo: puede determinar si nos lo creemos o no, dado que estamos predispuestos a aceptar como bueno aquello que coincide con nuestra visión de las cosas. Es cierto, pero en el bulo de la destrucción de las presas más que visión es ceguera.