La hora fatídica

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

Eduardo Parra | EUROPAPRESS

31 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Como todos los años, se renovó la polémica sobre el atraso de la hora —que altera el funcionamiento intestinal y la fabricación de clorofila, para unos, y es en cambio una fuente de ahorro de energía, creyendo que ya no hay que hacer la cama o pasar la mopa, para otros—. Y pienso yo que, una vez probado que se puede, habría que intentarlo con los años. Retrasar un año, o diez, o cien. Con el solsticio de otoño volver, por ejemplo, a 1923, cuando el mundo, que había superado la Gran Guerra, se dedicaba a bailar el foxtrot y el charlestón, los inventos —coches, aviones— apenas empezaban a verse y el Castromil de Santiago era todavía una carrilana tirada por bestias. Cuando todavía las Hurdes era un lugar anclado en la Edad Media y recorrían a caballo sus caminos el rey Alfonso XIII y el médico Marañón.

Si uno volviera la vista cien años atrás vería que en el mundo apenas había nadie. Que existía gran mortalidad y poca población, y por tanto sitio para todos. También comprobaría que hacía frío en invierno y calor en verano. Sin discusión.

Y dentro de seis meses, cuando el Gobierno de la Unión Europea nos devolviese al año 2024, comprobaríamos que nosotros somos los habitantes del futuro, de ese futuro amenazador que en tiempos de nuestros padres se esperaba vagamente para algunos miles de años después. Pero no se deprima usted. Si hemos chocado ya con el iceberg, por lo menos disfrutemos de la singladura. Qué suene la música. Solo los catalanes creen que les queda futuro, pobres infelices.