Apenas tiene parangón en la historia la suerte de Pedro Sánchez cuando necesitar aminorar el impacto negativo de las noticias que protagoniza. Esta semana de chalaneo final con Puigdemont y de reconocer en primera persona que habría amnistía y otras cositas, vino el Defensor del Pueblo a ayudarle con un informe sobre abusos a menores en la Iglesia. El documento anda escaso de investigación propiamente dicha, pero incluye una encuesta que muestra elementos muy interesantes.
Según ella [sus datos], los abusos a menores se producen sobre todo en el ámbito familiar (34,1 %), algo coherente con los estudios de otros países, algunos de los cuales apuntan que la presencia del padre biológico en el hogar disminuye significativamente el riesgo para los hijos. En segundo lugar aparece la vía pública (17,7 %), seguido por el ámbito educativo no religioso (9,6 %). El ámbito educativo religioso aparece dos puestos más abajo, con un 5,9 %, después del laboral y de internet. Si a este se le suma el 4,6 % del ámbito religioso, daría un 10,5 %. Cifra que no puedo asegurar porque la encuesta admitía respuestas múltiples y parecen lógicas las duplicidades entre estos dos epígrafes. También cabe suponer que en «ámbito religioso» hayan entrado respuestas de otras confesiones o religiones. No sé. Eso sí: se comprueba que la prevalencia de abusos en este apartado ha disminuido notablemente desde los años setenta. Sin embargo, crece en los demás ámbitos y contra las niñas, mientras que, en los relacionados con la Iglesia, esta violencia se ha ejercido sobre todo contra los varones. Lo de los 440.000 niños abusados no figura en el informe. Requeriría más de 90.000 abusadores. Pero Pedro Sánchez lo aireó esa misma tarde.