Gestión empresarial en tiempos de recuperación

Fernando González Laxe EXPRESIDENTE DE LA XUNTA

OPINIÓN

CARLOS FERNANDEZ SOUSA

19 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Los líderes empresariales se enfrentan a numerosos retos a la hora de adoptar las decisiones. Por un lado, compiten con sus rivales en el campo de la producción, suministro, mercados y gestión. En otros casos, adoptan decisiones en ámbitos y mercados innovadores, donde la competencia es menor, buscando el mejor posicionamiento. Esto es, tratan de dominar los ciclos y surfear las olas de innovación, transformación y adaptación, tratando de mejorar su capacidad de resiliencia.

Después de una pandemia, de una guerra en Ucrania, de una persistente inflación, de una subida de tipos de interés y de un marco geo-político que lo abarca casi todo, los líderes empresariales se sienten perplejos ante este nuevo mundo que es más volátil, incierto, complejo y ambiguo. Todos quieren identificar las claves para ser capaces de navegar y emprender el camino más óptimo. Pero no todos poseen las respuestas.

Hay rasgos que debemos perfeccionar y entrenar continuamente a fin de incrementar nuestra posición de liderazgo y de proporcionar respuestas a los problemas inminentes. Propongo un decálogo. Se empieza por el liderazgo. Ha de ser fuerte, robusto y a la vez integrador, con capacidad de motivar, de fomentar la creatividad y de unir a los equipos. O sea, combinación de exigencia, responsabilidad y proximidad, a fin de poder gestionar equipos diversos y hacerlos colaborativos. Seguiríamos con una visión estratégica a largo plazo, pero revisable a corto. Es decir, establecer prioridades y objetivos como si fuera una misión; y con una revisión, con la suficiente frecuencia, para adaptarse y no desviarse de los objetivos. A continuación, flexibilidad en lo tocante a la gestión, habida cuenta que el entorno está en constante transformación, por lo que las organizaciones deben adaptarse y requerir de nuevos conocimientos y habilidades. En cuarto lugar abordaríamos la definición de valores y, con ello, conformar la ejemplaridad del equipo. Consiste en subrayar los pilares sobre los que vamos a alinear las conductas; por ejemplo, la humildad, el compromiso, el respeto.

El quinto aspecto atañe a la capacidad de resiliencia y la gestión de adversidades. Debemos poseer fortaleza para afrontar un fracaso. Sin ella es imposible afrontar el futuro y el éxito. El sexto punto concierne a la innovación permanente y a la forma de cómo incorporarla a la organización, ya sea procedente de los propios colaboradores, ya sea captándolo de fuera, puesto que los avances históricos están ligados a las innovaciones. Seguiríamos con el proceso de adopción de decisiones; es decir, sobre qué bases, códigos, pautas y cómo se procede a mejorar los niveles de participación y asunción de responsabilidades. Relacionado con ello, tendríamos la orientación de resultados; esto es, la efectividad y la eficiencia de las organizaciones, tanto a corto como a medio-largo plazo. El saber gestionar un recurso escaso en el tiempo y ser capaz de gestionar el tiempo de sus equipos y organizaciones de manera efectiva constituyen retos que deben ser compatibles. El noveno rasgo sería la organización en red, actuando de forma transversal y multifuncional, poseyendo bases compactas que refuercen la colaboración y confianza. Finalmente, todo éxito ha de ser divulgado y dado a conocer. De ahí, la necesidad y obligatoriedad de poseer claridad en la misión, cohesión en el equipo y una comunicación efectiva.

Redactada la guía, solo queda aplicarla. En Galicia, los ejemplos de éxito empresarial son numerosos y los líderes se van formando a partir de pruebas prácticas. Solo resta que en las universidades públicas y en los centros de formación se propaguen las enseñanzas del emprendimiento, tal y como lo formulaba el gran economista Schumpeter.