El cine gallego, a su (buena) bola, y la Academia, silbando

Miguel Anxo Fernández

OPINIÓN

01 dic 2023 . Actualizado a las 13:40 h.

Opinar sobre un club privado —las Academias de cine lo son y tienen sus normas, lógico— es como tirar con pólvora del rey, esa expresión de cuando los tercios españoles la disparaban alegremente al salirles gratis. Pero aquí hablamos de cine. Los señores académicos votan —o se abstienen— con la cabeza, el estómago o en función de intereses varios —los emocionales y los espurios, incluido el sabotaje, por qué no—. Los habrá que apliquen criterio y sensatez a sus decisiones, y los habrá que parezcan votar con la parte que los bípedos usamos para sentarnos... Si uno ve cómo en San Sebastián el cine gallego alcanza su más alta cima histórica en cosa de premios con O corno y su Concha de Oro, encumbrando así a su debutante directora, Jaione Camborda, pero nuestros académicos los olvidan —en un gesto olímpico— y se limitan a reconocer solo a Janet Novás como actriz revelación (que solo faltaría...), algo no cuadra. Al menos consideraron al novel Álvaro Gago y a su protagonista María Vázquez —ya premiada en Málaga—, aunque Matria, que el primero dirige y a la que la segunda pone rostro, ni merezca colarse en las finalistas para ellos. Ya, que ese es el juego, y tal y tal. Pues habrá que cambiar las bases y, si reconocemos a un autor, el sentido común dicta que acompañe a su película y viceversa.

Se cuela con todo merecimiento una profesional de trayectoria consolidada como es la directora de Arte, Curru Garabal por Cerrar los ojos, de Erice. Tiene su mérito conseguir una nominación para el músico Xoel López por su canción Eco en Amigos hasta la muerte, el proyecto personal de Javier Veiga en su estreno como director. Eso sí, Galicia vuelve a meterse en la terna finalista en la categoría de animación, con la fascinante El sueño de la sultana, de Isabel Herguera, coproducida por Abano, de Chelo Loureiro, también presente en el corto To bird or not to bird.

¿Y el resto de nominados? Pues que vale. Empatan a 15 boletos una emotiva ópera prima, 20.000 especies de abejas, de Estíbaliz Urresola, filmada con apenas un puñado de miles de euros frente a los —dicen— 70 millones de dólares aportados por Netflix para La sociedad de la nieve, que dirige un buen tipo, Jota Bayona, y que se estrenará —en Galicia ya veremos cuándo— el 15 de diciembre en unas pocas salas y el 4 de enero en Netflix. Por aquello de la pasta, el cuerpo nos pide que Urresola arrase, y ojalá se lleve el Goya para que no se venga todavía más arriba la multinacional con sede en Los Gatos, que a ver si apoya más y mejor al cine independiente, que, al cabo, eso es la gran mayoría del cine español. A nuestros académicos, quizá esas cosas les importan poco y silben.