Trincheras en la política española. Guerra de desgaste. Alboroto permanente en las redes. Crispación por doquier. Conseguir que se reúnan para hablar el presidente del Gobierno y el líder de la oposición es una anomalía y parece una proeza.
En este contexto polarizado, supone un alivio que se mantengan tradiciones como los premios de la Asociación de Periodistas Parlamentarios, capaces de unir los destinos del popular Alberto Núñez Feijoo, como senador del año, el socialista Óscar Puente, como diputado revelación, y el nacionalista Aitor Esteban, como mejor orador.
A la gala no acudieron dos extremos, Junts y Vox, que dieron plantón. Curiosamente, sus portavoces aspiraban al único trofeo negativo, el de «castigo para la prensa».
Tampoco fue la exministra y exdiputada Irene Montero, nominada y premiada como Azote del mismo Gobierno del que formaba parte. Le ganó a Cuca Gamarra, del PP.
Su galardón lo recogió su compañera Ione Belarra, ahora lideresa de los tránsfugas de Podemos en el grupo mixto, y también aspirante por méritos propios a la misma distinción.
La navarra tiró de retranca y dijo merecerse la nominación con una frase rotunda que suena a auténtica declaración de intenciones en un año electoral con primera cita en Galicia: «Al PSOE hay que llevarlo a rastras». ¿A dónde? ¿A suscribir los mandamientos del portal web de Pablo Iglesias?