Elecciones navideñas y carnavaleras
OPINIÓN
Ya se puede solicitar el voto por correo; las elecciones gallegas han arrancado en medio de una época navideña que anima poco a pensar en la cosa de las ideologías, una época que normalmente debiera unirnos a todos y que los políticos se han empeñado en colocar en el centro de la contienda electoral.
Lo peor es que van a ser unas elecciones curiosas, que empiezan con la Navidad y terminan con los carnavales, y entre tanta festividad, mucho me temo que los tiempos para la reflexión y la competición pasen a un segundo plano. Es decir, que los gallegos pensemos poco en la cosa política y nos dejemos llevar por el continuismo, que ya reza el dicho que en tiempo de tribulaciones no hacer reformas, y en tiempos de fiesta adecuarse a la norma.
Sin embargo, cuando una sociedad tiene pulsión de cambio el cambio ocurre, independientemente de las fechas, de las fiestas, o de los acontecimientos puntuales del momento electoral.
Si una sociedad quiere un nuevo gobierno, el cambio ocurre; y eso pasa igual en Madrid que en Santiago, en Roma que en Buenos Aires.
El problema es que no sé si la sociedad gallega tiene ganas de cambio, y aunque las fechas no sean propicias para percibirlo, lo cierto es que tampoco se observa un dinamismo social ni unos líderes políticos que sean capaces de promover esa dinamización. Ese es, en mi opinión, el verdadero problema al que nos enfrentamos: la capacidad de los políticos para interpretar las necesidades y las expectativas de nuestra sociedad, porque no basta el desgaste del Partido Popular (PP) para que se produzca el cambio; tiene también que existir una propuesta programática y personal que lo promueva, que lo represente y que lo canalice. Y, en estos momentos, no tengo claro que ningún partido haya sido hasta el momento capaz de gestionar esta alternativa, por razones diferentes, unas veces programáticas, otras ideológicas y otras de liderazgo; incluso, a veces, las tres juntas.
Es cierto que el Partido Popular está débil, ha habido un cambio de liderazgo que necesita ser refrendado por los votantes y que encontrará en estas elecciones su examen definitivo, pero la oposición, en su conjunto, ha llegado a estas elecciones con los deberes sin hacer; y, a pesar de la ventaja del Bloque Nacionalista Galego (BNG), indudable, y de la tarea de apertura hecha por Ana Pontón, no está claro que los nacionalistas hayan superado sus propios límites ideológicos, electoralmente hablando.
Todo lo que no se hizo hasta ahora a nivel estructural no tiene ya arreglo, lo único que cabe arreglar en el tiempo que queda son cuestiones de liderazgo y de políticas públicas, y a eso deben dedicarse el Partido Socialista y Sumar, en estas elecciones, con comienzo navideño y final carnavalero.
Menuda mezcla.