El luto
Esta lucha por alcanzar la felicidad y evitar el sufrimiento, que nos caracteriza a los hombres y mujeres de hoy, nos lleva a no exteriorizar los momentos de pena que supone la pérdida de un ser querido. Si hace unos cuantos años atrás se lloraba sin consuelo por el fallecimiento de un padre, una madre o un hermano y se guardaba luto durante años, ahora los familiares dejan de vestir de negro y utilizan ropa de diario como si no hubiera pasado nada. Aún recuerdo aquellos años en que se cerraban los cines y se ponía música clásica en la radio los días de Jueves y Viernes Santo. Ahora hemos pasado al polo opuesto y se invita a los amigos a tomar una copa en el funeral de un familiar. Nadie llora a los muertos porque es algo que está pasado de moda. Así de frágil y superficial es la gente de hoy en día, que evita hablar de la muerte y plantarle cara como lo hacían nuestros abuelos. Joaquín Gil de la Peña. Cambados.
Servicio militar obligatorio
Me crie en la dictadura, así que entiendo perfectamente la repulsión social e institucional a la que han de sentirse sometidos los jóvenes israelíes que ahora rechazan el servicio militar obligatorio. Entiendo la medida administrativa, en el caso de un Estado que vive bajo la amenaza. Pero me conmueven también iniciativas como la de estos escasos jóvenes. Tal vez su gesto pudiera ser imitado por muchos más y así demostrar que la mejor defensa no solo la dan las armas, sino protocolos de concordia, tolerancia y buena vecindad con quienes les rodean. Enrique López de Turíso. Vitoria.