Territorio: pulpo en Lugo, desayunos en Madrid

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

Mariscal | EFE

22 feb 2024 . Actualizado a las 12:03 h.

Hace años que se sabe en política que el territorio es la clave de bóveda del poder, dejando aparte la ley electoral. No lo supo Iglesias asaltando cielos sin parroquias, y en ese camino insistió Sumar. Y al parecer lo detecta ahora Pedro Sánchez en Galicia.

No dudo que ese haya sido un problema para Yolanda Díaz, aunque cuesta verlo en el Partido Socialista, con obvia y exitosa vocación municipal que no se corresponde con sus resultados al Parlamento de Galicia. Unos resultados que quizá se entiendan mejor desde aquel cese de Touriño la noche electoral, la aparición de la jueza De Lara en la vida de Besteiro y el cambio de candidatos —cinco sin repetición— autonómicos, acordes con sus carencias de política gallega. Con un poder territorial municipal siempre a la expectativa, pero escasamente activo —con alcaldes de perfil bajo— ante su política gallega, que ahora Pedro Sánchez echa en falta. Por más que su propia campaña haya rebajado las expectativas electorales de las que partían los socialistas. Tanto por errores propios como por el trabajo y los mensajes galleguistas de Ana Pontón. A lo que cabe añadir una actitud refractaria en votantes socialistas a dar la primacía en el Gobierno al BNG, llevándolos bien a la abstención, bien a atender la llamada reiterada de Feijoo, sin Vox aquí en el horizonte. Algo que asoma en los cien mil votos menos en la izquierda o treinta mil en la derecha (6 % menos de participación) que en las elecciones generales del 23.

Considerando que el problema territorial y de organización no afecta al Partido Popular gallego, sus dudas e inquietudes —nunca objetivadas por la demoscopia— apenas se tradujeron en una campaña desmedida contra Ana Pontón y el BNG y las provocadas por la comida mediática en el restaurante España de Lugo con una «alta fuente popular». Desvelando en ella conversaciones con Junts y Puigdemont y la disposición de Feijoo a un cierto indulto condicionado. Tal comida y tal noticia pueden responder más a estrategia de Feijoo que a cortocircuitar una amenaza de Junts. Es difícil entender que un sólido equipo en políticas y estrategias de comunicación como el que acompaña a Feijoo desde hace años pueda incurrir de forma ventureira en esa revelación. Una estrategia que quizás responda a una convicción ante el conflicto catalán que se aleja de lo proclamado no ya por Vox sino por el propio Aznar, Ayuso y los desayunos madrileños o el juez del Tsunami terrorista. Estrategia apuntada por Feijoo en sus actos en Cataluña, sus relaciones con Urkullu y el PNV —limitadas por un Vox imprescindible— y las conversaciones con Junts y Puigdemont. Un off the record pactado con el que se atendía al alma popular del «Galego coma ti», sin asomo aquí de coalición con Vox, y se renovaba la puerta abierta por Feijoo a Junts, quizás también al PNV, para su reconciliación. Algo que unos gallegos reconocieron sosteniendo el voto popular y otros desmovilizándose.