Doctor «a posteriori»

Santiago Martínez POLITÓLOGO

OPINIÓN

Lavandeira Jr | EFE

24 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Suele decirse en el fútbol que todos llevamos un entrenador dentro. A mí me gusta decir que todos llevamos un analista dentro. Y es que después de una jornada electoral siempre salen todos los doctores a posteriori a explicar el porqué de la victoria y de la derrota de esos incautos que decidieron poner la cara durante una campaña.

Y si bien, según decían las encuestas y el transcurrir de la campaña, algunas «sorpresas» eran sorprendentemente esperables, me gustaría realizar una serie de reflexiones, que no conclusiones, a toro pasado.

Parece que los 40 parlamentarios del PP fueron una ligera sorpresa, ya que la última semana de campaña se había instalado en la mente de la gente la sensación, o el ánimo, de que la contienda estaba más apretada. Eso me hace pensar si resulta que las famosas encuestas de Tezanos acabaron generando el efecto contrario al que supuestamente se pretendía. Es decir, en vez de proyectar que el cambio era posible y así movilizar al electorado de izquierda, tal vez se acabó movilizando al electorado de derecha generándole miedo ante la posibilidad real de un gobierno liderado por el BNG.

Si a esto le sumamos una de las campañas más negativas, no solo de la historia de Galicia, sino también de España —y me refiero a la última semana del PP lanzando toda la artillería contra el BNG—, podría explicarse entonces el porqué a pesar de una alta participación histórica no hubo un cambio tal y cómo se le exigía a la izquierda. Esto vendría demostrar que hubo una alta movilización dentro de cada bloque, pero sin que apenas hubiera transferencias de voto entre ambos bloques.

Esto nos lleva a la interpretación de que el BNG ha podido alcanzar su techo porque solo pudo robar voto al PSdeG. Un techo que, por cierto, ya se le aventuraba hace cuatro años y quedó pulverizado el domingo pasado. Sin duda, ahora el reto es mayúsculo para el BNG, pero seguro que todos conocemos personas que nunca votaron al bloque y ahora votaron a Ana Pontón. Y eso explica porqué ha logrado que un llamativo porcentaje de votantes populares digan en las encuestas que su segunda preferencia de voto sería el Bloque, o que la valoren mejor a ella que a su propio candidato. O que en la mayoría de las encuestas Pontón tuviera mejor valoración en general que Rueda. Esto era impensable hace unos años y podría ser el caballo de Troya del BNG dentro de cuatro años. Pero este tipo de maquinaciones ya son labor de quienes preferimos ser doctores a priori.