Entre Biden y Trump

Mariluz Ferreiro A MI BOLA

OPINIÓN

CRISTOBAL HERRERA-ULASHKEVICH | EFE

10 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Votar con la pinza en la nariz empieza a convertirse en el pan de cada día. O el plan de cada jornada electoral. Aquí y allá. La papeleta, para el que menos escuece. Gracias a la receta política de la degradación y la polarización. En Estados Unidos también. Porque parece inevitable el duelo entre Biden y Trump, con sus partidos incapaces de frenar sus candidaturas pese a todos los peros, que son muchos y variados. Los demócratas están hipotecados por un comandante en jefe que debería apartarse, dejar vía libre para una renovación. No es cuestión de edad. Es cuestión de su condición, de su estado de forma y de las exigencias de uno de los mayores cargos de responsabilidad del mundo. No caben los titubeos, los olvidos, las confusiones, la imagen de debilidad. Sobre todo, cuando al otro lado está Vladimir Putin jugando al Risk con el mundo. Y Trump debería recordar, pese a su triunfalismo, que en ninguna de sus dos elecciones presidenciales se impuso en el voto popular. En las primeras derrotó a Hillary Clinton y accedió al poder de forma legítima por el reparto de delegados de cada Estado. Y en las segundas, cuando los números no bastaron de ninguna de las maneras, intentó mantenerse en la Casa Blanca por todos los medios. Pero en lugar de darse un baño de humildad, vive en su particular baño de burbujas, chapoteando entre sus innumerables causas judiciales. Con su currículo de fechorías, sigue en la carrera. Se siente, más que nunca, por encima del bien y del mal, con el peligro que eso conlleva. El planeta no necesita más chipas.

Los estadounidenses se dirigen hacia un dilema entre lo malo y lo peor. Y la Unión Europea debe prepararse.