Deportivo: el resurgir del campeón

Cartas al director
Cartas al director CARTAS AL DIRECTOR

OPINIÓN

Los futbolistas del Deportivo aplauden a la grada tras derrotar al Lugo
Los futbolistas del Deportivo aplauden a la grada tras derrotar al Lugo César Quian

16 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El lugar del Dépor

¡Cuánto puede cambiar la vida en veintidós años! El 6 de marzo del 2002, el hijo más querido de la ciudad, el Deportivo de la Coruña, arrebataba la Copa del Rey al Real Madrid en su casa. Cuatro Caminos se llenó de jóvenes

que a su espalda portaban el 10 de Fran, el 6 de Mauro Silva o el 21 de Valerón. Uno de los muchos

adolescentes que celebraron aquel trofeo fue un desconocido delantero de Monelos. Su nombre, Lucas Pérez. O Neno se hizo mayor, maravilló a Riazor y se marchó entre lágrimas prometiendo que volvería a vestir la

blanquiazul. El Dépor de su vida cayó en el pozo de la 1ª RFEF mientras él encadenaba traspasos en el fútbol profesional. En la Nochevieja dej 2022, el amor venció al dinero y Lucas Pérez volvió para cumplir su promesa.

Hoy, 11 de marzo del 2024, los buenos resultados han vuelto a acompañar a los coruñeses y son los líderes de su división. Dirigida por Imanol Idiakez y capitaneada por Lucas, la camada de Yeremay y David Mella está cerca de devolver al Deportivo al lugar que se merece. Cuatro Caminos y el deportivismo están listos para ese gran día. Miguel Salgado Reboreda.

 Palestina e Israel: la guerra que nunca fue de ellos solamente

Recuperarla del olvido es una tarea de la que somos responsables. Me sirvo de esta cita de Ilan Pappé para analizar la problemática bélica que se remonta al siglo pasado entre Palestina e Israel. Una guerra que, probablemente, nunca fue de ellos solamente. Una guerra llena de atrocidades encubiertas por intereses, y en la que el poder importa más que el alma de una persona. En la que una bala tiene múltiples nacionalidades. Una guerra en la

que las víctimas de ambos bandos son almas inocentes que, una vez terminado su horror en vida, convivirán por igual bajo tierra. Una guerra gris: sin buenos ni malos, sin motivos válidos, a estas alturas. Reflejo de la crueldad sin límites del ser humano, no hay posible justificación para la violencia. No tiene importancia —si es que alguna vez la tuvo— quién tiene razón, sino si alguna vez se podrá recuperar tanta humanidad perdida. maría Rey Fernández. santiago.