Vamos hacia el año 39

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

ZIPI | EFE

07 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Ya no somos capaces de pensar a cinco años vista. Es lo que nos quiere explicar con sus libros artefactos el escritor búlgaro Gueorgui Gospodínov, que ganó el premio Booker Internacional 2023, con Las tempestálidas. Ahora publica un conjunto de textos no menos originales, Acerca del robo de historias y otros relatos. Unos cuentos que nos desnudan con la imaginación, historias que oyó a sus padres y abuelos. Uno de ellos es magistral: una ciega que es capaz de ver el pasado por el ojo izquierdo y el futuro por el derecho, pero que nunca logra vislumbrar el presente. Tal cual, lo que nos pasa hoy en día. Así lo explica Gospodínov: «El tiempo presente es como una mezcolanza del futuro y del pasado, es como si se hubieran mezclado ambos y crearan unos remolinos. Creo que hoy vivimos en el presente ese remolino de pasado y futuro. El presente es como el movimiento circular de los peces, si echamos una miga de pan en un lago, los peces forman un remolino alrededor; el presente hoy es como el movimiento browniano de las partículas. Y lo es porque el tiempo ya no es lineal, porque el punto final que solíamos ver en el futuro a día de hoy ahora es muy difícil verlo. Y, cuando falta eso, el tiempo empieza a moverse en forma de remolino tratando de buscar una salida, generalmente en el pasado». Brillante. En estos tiempos confusos y convulsos estamos. De esta manera, argumenta que Putin se encuentra reconstruyendo con una guerra el pasado imperial de la Unión Soviética.

Pero es su hija, la hija de Gospodínov, quien mejor lo aclara: «Mi hija suele decirme que nosotros tuvimos la suerte de vivir con mucho futuro por delante. Cuando yo le pregunto a mi hija qué piensa hacer dentro de 10 años, su respuesta es: ‘‘¿Pero habrá algo dentro de 10 años?’’». Siempre hay que escuchar a los demás. No es pesimismo infantil. Es el buque de guerra en la que nos están alistando a toda prisa. ¿Dónde estará Europa dentro de cinco años?, le preguntan a Gospodínov en una entrevista de Irene Hernández Velasco en El Confidencial y él constata lo que cree su hija, que ya no hay largos plazos. «Es sorprendente cómo empezamos a pensar en pasos tan cercanos, de cinco años. Quizás hace solo diez años, si hubiéramos tenido esta conversación, usted me habría preguntado cómo me imaginaba Europa y el mundo en cien años, pero, a día de hoy, es imposible. Esa es una señal importantísima. Hemos dejado de pensar y de imaginar el futuro más allá de dentro de cinco años, a mí mismo me pasa», dice. Y añade en otro momento haciendo la luz con las ideas: «Yo creo que Europa todavía está dando vueltas alrededor del agujero negro del año 39, y eso está muy relacionado con la memoria». No se lo tomen a broma. ¿Quieren más? Gaspodínov: «Vivimos la ruptura de la conversación. En Bulgaria, a día de hoy, es muy complicado que los partidos políticos hablen entre ellos, la conversación no existe, el diálogo no existe». ¿Les suena? Igual que en España. Los búlgaros llevan ocho elecciones en poco tiempo y no avanzan, enredados en discutir del pasado liándolo con el futuro, anulando el presente. Así no se construye nada. En Europa estamos yendo hacia el odio del año 39.