Princesa de Gales, criatura humana

Francisco Martelo EN LÍNEA

OPINIÓN

POOL

16 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras las conjeturas y el cotilleo en la prensa sensacionalista británica y en las redes sociales sobre la cirugía a la que fue sometida en la London Clinic, la princesa de Gales se ha visto obligada a anunciar que padece una enfermedad que afecta a millones de personas en el mundo. No tendría por qué hacerlo personalmente. ¡Es una señal de valentía!

Reconoce, sin concretar el diagnóstico ni su estadio clínico, que la tratan con quimioterapia. Mayor revuelo. Se desata la alerta. Se comenta su palidez, su tristeza, si su pelo es el auténtico o cabello postizo.

Reconoce que la noticia le ha producido el mismo impacto que le produce a todos los plebeyos, ricos y pobres, instruidos o ignorantes, creyentes o ateos, poderosos o menesterosos. Justifica que la tardanza en hacerlo se ha debido a que ha priorizado dar la información más adecuada posible a sus hijos demasiado pequeños para entenderla y refugiarse en la familia más próxima y en sus amigos; como hacemos, en esa situación, las personas que no pertenecemos a la nobleza.

¡Qué menos que, durante dos meses, dispusiese de la fortuna, que nosotros tenemos de no divulgar nuestro historial médico!

Sabemos tan solo que la princesa sufre un tumor maligno en el abdomen. Podría ser un tumor de ovario, no tan infrecuente en las mujeres jóvenes; pero, lógicamente, puede haberse iniciado en el colon, recto o estómago, cuya incidencia ha aumentado de manera importante en las últimas décadas; aunque también podría asentar en las demás vísceras abdominales, en la envoltura de estas conocidas como peritoneo, en el sistema urinario o en el linfático.

Estadísticamente, los jóvenes están alejados de padecer un tumor. Dentro de la comunidad médica tampoco somos conscientes de que un paciente joven puede tener cáncer y en la mayoría de los que lo padecen no se encuentran factores de riesgo conocidos ni una predisposición genética, por lo que se hace énfasis en que la mayor incidencia actual se debe a cambios en el ambiente y en los hábitos de vida.

En este momento de innovación médica en efervescencia, con la aparición de marcadores a partir de las proteínas (proteinómica), los azúcares (glicómica), la genética, las herramientas de la inteligencia artificial y el desarrollo de las técnicas de imagen, se diagnostican más tumores. Sin embargo, no se pueden instaurar programas masivos de detección del cáncer en la población por consumo de tiempo y su coste. Sí sería posible si lográsemos a través de un simple análisis de sangre obtener un diagnóstico o, cuando menos, nos alertara sobre los casos que debemos estudiar. Ya está en marcha la biopsia clínica capaz de diagnosticar en sangre el denominado ADN tumoral circulante en algunos tumores.

Recordarán que la mayoría del ADN está en el núcleo de las células, pero en la sangre de pacientes tumorales existen pequeñas cantidades de ADN de células cancerosas muertas que dan información de las características moleculares y genómicas de un tumor en curso. Hacer esa prueba más sensible, más específica y barata conducirá en el futuro a la detección del cáncer a cualquier edad de la vida.

Que el infortunio de Kate Middleton sirva para evidenciar la enfermedad. Para ella, el saludo más británico en estos casos: «Salud y curación».