Ser humano

OPINIÓN

Dado Ruvic | REUTERS

22 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando supe lo bien que han quedado los alumnos gallegos en pensamiento creativo me pareció natural: llevo casi veinticinco años trabajando con ellos y he podido comprobarlo. Pero pasé al detalle de la noticia y me sorprendió que las pruebas de PISA miden la creatividad por determinados comportamientos en los ejercicios matemáticos. Intuitivamente, diría que las matemáticas son perfectas para valorar la capacidad de abstracción, por ejemplo, pero no tanto la creatividad. De hecho, algunos dicen que se han usado a menudo para fomentar ciudadanos robot, capaces de reproducir enormes mosaicos y de desfilar como nadie. Es, por poner un caso, la teoría de Peter Thiel, el cofundador de PayPal. Atribuye a la Unión Soviética el endiosamiento de los matemáticos y de los jugadores de ajedrez. Está bien visto. Por eso quedaron, según él, tan atrás. Thiel piensa que en Silicon Valley podría ocurrir algo parecido con el desarrollo de la inteligencia artificial.

Reinan allí los que dominan la matemática. Pero están levantando la torre de su suicidio, porque justo en eso la inteligencia artificial podrá sustituirlos pronto con ventaja. ¿Para qué, dice, pasarse cinco años aprendiendo a programar si las máquinas lo hacen más rápido y mejor? La diferencia, como siempre, no la marcarán las matemáticas, sino la gente verdaderamente creativa, capaz de ver lo que nadie ve. Y para eso nada como una buena formación humanística.

Aumenta el número de autores que, como Luke Burguis, auguran un creciente mercado de las humanidades, tanto dentro como fuera de la universidad. Sobre todo fuera. Se empiezan a preferir los saberes acerca de lo que significa ser humano: «Historia, Filosofía, Religión, Lenguaje y Artes».