Mare de déu

Fernanda Tabarés
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OPINIÓN

Jordi Pujol y Marta Ferrusola, a su llegada a los juzgados en el 2015 para comparecer por fraude fiscal
Jordi Pujol y Marta Ferrusola, a su llegada a los juzgados en el 2015 para comparecer por fraude fiscal Andreu Dalmau | EFE

10 jul 2024 . Actualizado a las 17:15 h.

Se ha muerto Marta Ferrusola, alias madre superiora, todopoderosa abadesa del pujolismo, propietaria de una empresa de flores de visita y compra obligada para todos los que querían trabajar en Cataluña, e integrante sobresaliente de aquella España de la transición que tantos se siguen empeñando en alabar como la única posible para seguir adelante y que cobijó fenómenos políticos y culturales como este de la familia Pujol. Los obituarios resumen la increíble peripecia vital de esta señora, su grimosa justificación de las manganchas de su prole, sus tendencias xenófobas y la impunidad con la que durante tantos años manejó tantas cosas en Cataluña mientras su esposo hacía de hombre de Estado. La de los Pujol es una más de las historias que no soportarían las reglas de un guion, por extravagante, por increíble, por estrafalaria, por oscura, con giros alucinantes, como el de la bruja gallega que le pasaba huevos al patriarca por la chepa. Todo suena como una adaptación tardía de Rinconete y Cortadillo, como una eminente película de Berlanga con guion de Azcona. Pero hay algo en la biografía de esta estirpe ilustre que parece una plantilla, un modelo que se repetía también aquí, en donde camparon personajes de cuya libérrima interpretación de las normas todos sabían pero nadie denunciaba y que en apariencia lo dejaron a cinco minutos de acabar ante un juez. Es una lista en la que coincidiríamos todos, cuyos integrantes actuaron con esa misma impunidad que destilaban los Pujol y que debería cerrar la boca a quienes hoy se hacen cruces con la degradación moral del presente y la mediocridad de quienes están al mando de la cosa. Mucho mejor mandamientos como este de Ferrusola: «La homosexualidad es un defecto, una tara, un vicio o toda la vez». Mare de déu.