¿Por qué despreciamos a los mir?

francisco Martelo PRESIDENTE DE LA REAL ACADEMIA DE MEDICINA DE GALICIA

OPINIÓN

ASPA

11 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Tiempo de estío. Llega la tormenta de verano. Faltan médicos en España, de manera primordial los que están en la primera línea de defensa contra la enfermedad, los especialistas en medicina familiar y comunitaria.

Los descontentos despliegan argumentos: desde los años de crisis hay un problema fundamental de infra-financiación, que se hizo más evidente y dramático durante la pandemia del covid-19. Los recursos se desplazan hacia la inversión en tecnología y el gasto farmacéutico, postergando el proceso de humanización en la asistencia sanitaria que va de la mano de los médicos que están satisfechos con su trabajo y su trayectoria profesional.

El terreno de juego para los profesionales de la medicina se complica, por numerosas circunstancias. Destacaría el feliz aumento del número de enfermos que superan enfermedades, antaño incurables y, que se convierten en pacientes crónicos, necesitados de cuidados frecuentes y tiempos de dedicación prolongados.

También señalaría el aumento masivo de las pruebas diagnósticas y de los pacientes con nuevas terapias que necesitan ser controlados por los médicos de familia que, además, deben manejar la ansiedad de los enfermos en las listas de espera e incluso la propia, cuando su labor se complica por la dispersión de la población o la necesidad de la medicina defensiva.

Verano. Vacaciones de los profesionales. Este año la historia impertinente se repite, corregida y aumentada porque el patrón de las sustituciones debe ser modificado porque los residentes del último año finalizan su formación más tarde. A mayor presión más desencanto y desmotivación.

En Galicia, la Consellería de Sanidade ha decidido, que puedan realizar sustituciones los mir que están finalizando su formación. Se han encontrado con una amplia contestación. No parece muy defendible.

El sistema mir ha sido un sistema de formación a través del trabajo que, aun asumiendo la necesidad que tiene de introducir mejoras, ha conseguido, durante decenios, que nos atiendan especialistas formados y con capacidad para la toma de decisiones, entre ellas las más trascendentes, aquellas de los casos en que deben consultar con alguien más experimentado su determinación.

Firmar un informe no tiene efectos secundarios. Lo que tiene implicaciones es no saber lo que se firma. Bienvenidos los nuevos médicos, tras sus años de esfuerzo, para cumplir con su vocación.

Tras la trayectoria de cada uno de ellos no tendrán dificultades insalvables. La medicina es una profesión de pensar y sentir, como todo lo importante en la vida. Lo expresa maravillosamente Unamuno en el primer verso de su famoso Credo poético: «Piensa el sentimiento, siente el pensamiento».