Sentencia del Alvia: descanso

Francisco Sierra LÍNEA ABIERTA

OPINIÓN

PACO RODRÍGUEZ

29 jul 2024 . Actualizado a las 18:34 h.

Once años después tenemos sentencia. Once años son una eternidad, pero nunca será demasiado si ha sido el tiempo necesario para que se reconozca la responsabilidad de Adif en el caso. Más vale una sentencia tardía que una sentencia injusta, porque en ese caso nos hubiésemos quedado sin justicia no once años, sino para siempre. Y ese reconocimiento ha llegado en el juzgado, donde importa, al margen de intereses económicos de Adif, de juegos de poder político y de órdenes jerárquicas en la Fiscalía.

Era evidente que quien debía garantizar la seguridad de la línea y autorizó, sin análisis previo ni tomar ninguna medida, la desconexión del sistema de seguridad que hubiese evitado el accidente no podía salir del juicio como si nada hubiera tenido que ver. Tan evidente que, de tanto tener que explicarlo, yo llegué a dudar de cuál sería el sentido de la sentencia. Ahora, pensándolo fríamente, el argumento «la línea era cien por cien segura» no tenía mucho recorrido con ochenta muertos encima de la mesa. Ni recorrido, ni respeto por esos setenta y nueve muertos, ni por el más mínimo sentido común.

La sentencia supone descanso. Once años de lucha y de tensión son difíciles de soportar. De hecho, no todos lo han soportado, porque no todas las víctimas de este accidente murieron sobre las vías, ni siquiera en el verano del 2013. Hay muchas personas, madres, padres, mujeres, maridos, compañeros, que no superaron el trauma y, de un modo u otro, nos dejaron a lo largo de estos años. Para ellos nunca habrá justicia, nunca llegarán a escuchar la sentencia. Pero la sonrisa bañada en lágrimas es inevitable al decir para mis adentros: «Mamá, ha salido la sentencia, no se han salido con la suya». La sentencia no nos va a devolver a nuestros seres queridos, pero la verdad y la justicia son imprescindibles para que se curen las heridas y poder cerrar un capítulo tan doloroso. Olvidar nunca, pero seguir adelante.

Como decía, la sentencia y el reconocimiento oficial de la responsabilidad de quien debía garantizar la seguridad de la línea, después de tantos años de lucha, a mí me supone descanso. Descanso muy necesario. Ahora bien, entiendo que las aseguradoras son multinacionales, empresas privadas, alejadas de todo lo humano que pueda haber tras esta tragedia. Pero sí que pido a las instituciones del Estado, nuestro Estado, quienes velan por nosotros y nos representan, que por lo menos dediquen unos minutos a valorar la posibilidad de no recurrir la sentencia, de no seguir luchando contra las víctimas. Unas víctimas que nunca quisimos ni pedimos estar aquí, pero que nos vimos obligadas a esta lucha contra la inmensidad del aparato del Estado por razón de la justicia y de la memoria de nuestros seres queridos. No lleven esta lucha hasta el infinito. En vez de negar la evidencia, saquemos lo único positivo que podemos sacar, el aprendizaje para que no vuelva a suceder, y salgamos de esta aventura unidos y más fuertes. Muchas gracias.