¿Puede ser el verano un salvavidas para las parejas en crisis?

Marian Barrantes AL DÍA

OPINIÓN

Javier Etxezarreta | EFE

29 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Que los divorcios son para septiembre parece ser una creencia social extendida. Los miembros de la pareja, ocupados todo el año con el trabajo, los niños, las actividades escolares y otras obligaciones, se encuentran de un día para el otro frente a frente y con muchos días por delante para compartir. Es entonces cuando se dan cuenta de que tienen poco qué decirse o escasas ganas de pasar tiempo juntos.

Asumida estar realidad es posible una nueva perspectiva: la del verano como salvavidas para la relación sentimental. Ese intervalo libre de obligaciones supone una disminución de los elementos estresantes, lo que rebaja las tensiones y facilita la comunicación asertiva. Tener una jornada laboral reducida, viajar juntos y disponer de tiempo para el ocio ayudan a reconectar y poner coto a la comunicación deficiente, el distanciamiento emocional y la falta de intimidad, que nos dificultan poder disfrutar de relaciones de más calidad.

Los viajes, las excursiones y las jornadas en la playa permiten compartir momentos de mayor calidad con la pareja, dando lugar a un incremento de la intimidad en todos los niveles. Ahora bien, para resetear la relación y que se esta se oxigene durante el verano es preciso que concurran una serie de circunstancias.

La primera es que ambos estén dispuestos a trabajar en la relación, para identificar qué les está bloqueando y ser capaces así de poder comunicarse de una forma abierta y honesta. Solo de esta manera podrán practicar la responsabilidad afectiva y estar preparados para escuchar y comprender al otro sin atacarle.

Además, es importante elegir un ambiente relajante que dé lugar a la práctica de actividades conjuntas en las que ambos disfruten y fomenten el trabajo en equipo y la diversión, ya que generar nuevos recuerdos positivos y experiencias gratificantes es crucial para remontar las crisis. No hay que olvidar tampoco el espacio personal individual. Cada uno debe tener sus propios momentos de conexión emocional individual para reflexionar y relajarse.

Ajustar expectativas, por otro lado, puede ayudar a no sentir frustración y a valorar y reforzar cada paso que vaya oxigenando la relación. Esto es, no pensar que porque estos meses están culturalmente asociados al idilio se van a solucionar los problemas sin más.

¿Y cómo debe hacerse, solos o en compañía de hijos, familiares o amigos? Todo depende. Cada caso es distinto. Si se viaja con los niños, deberá imponerse el reparto de tareas, el diálogo y la gestión en positivo de los inconvenientes. Sobre otros acompañantes, flexibilidad. Es bueno que cada pareja adopte la fórmula que considere. Se puede disfrutar el primer tramo de las vacaciones en soledad y compartir con terceros el segundo.

Por último, me gustaría recordar que, pese a los logros obtenidos en verano, mantener un matrimonio o pareja no es algo estacional, por lo que se requiere mantener la actitud abierta y constructiva a la vuelta del descanso. La terapia de pareja es una opción que nunca debe descartarse, incluso si se atraviesa por una buena época. En el amor, como en la salud, también se puede prevenir antes que curar.