46 espantosos segundos
El mundo ha sido testigo de la humillación sufrida por una boxeadora italiana a manos de su rival híper andrógina argelina, ergo, mujer de nacimiento pero que se ha desarrollado como un varón; no significa que la magrebí sea una boxeadora trans. Vimos a la transalpina bañada en lágrimas, hundida e impotente, noqueada como mujer que se ha sacrificado y mucho para llegar a la cita olímpica. No entiendo ni comparto el silencio atronador al respecto de quienes se autodenominan defensores a ultranza de la mujer y sobre todo de aquellas que ocupan cargos relevantes en la política y que se han limitado a hacer mutis por el foro salvo el 8 de marzo.
A este paso van a conseguir que desaparezca la esencia del deporte femenino ya que no pueden competir contra quienes tienen cromosomas xy e incluso genitales internos que producen testosterona. Respetemos al deporte femenino apoyándolo con contundencia, sin fisuras, para que compita en igualdad de condiciones. Digamos no al silencio cómplice, a los intereses creados; elevemos un grito desgarrador y solidario: SOS deporte femenino, peligro de extinción. ¿Dónde queda el espíritu olímpico? Cuánta hipocresía y doblez. Francisco Javier Sáenz Martínez.
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