Cataluña bien vale una misa

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

Nacho Doce | REUTERS

05 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Será por las Olimpiadas y el espíritu desprendido de la capital francesa, con su libertad, su igualdad y su fraternidad. Será que aún no ha huido de mi recuerdo el día de la inauguración, tan políticamente correcta, tan desconsiderada con los creyentes católicos: la representación de la Última Cena fue francamente bochornosa, impropia de un país civilizado como Francia. Me pregunto por qué hay barra libre contra los católicos pudiéndonos degradar hasta el infinito y, sin embargo, se tiene tanto cuidado con otras religiones . ¿Han presenciado ustedes alguna parodia de Mahoma? No. Sin embargo está abierta la caza al católico. La izquierda felicita sus fiestas a las mezquitas, pero no a la Iglesia. Se sienten solidarios con la «causa palestina» pero degradan, hasta llamar genocida, al pueblo de Israel. Tendrían que probar alguna vez a defender sus otras «causas» (defensa de los derechos, matrimonio homosexual, feminismo, ecologismo...) en países como Irán, por citar uno por el que sienten afecto. No lo harán. Son las dos varas de medir de las que ya he hablado en numerosas ocasiones. Hoy no toca. Porque como decía al comienzo, se me ha ido la intuición por las calles de París. Según el hugonote Enrique de Borbón o de Navarra, que reinó como Enrique IV, París bien valía una misa. Quizá la anécdota es solo eso: una ocurrencia que danza sobre el hilo del tiempo y que dura hasta nuestros días. Aquel Enrique, de religión protestante, decidió convertirse al catolicismo para poder reinar. Dijo, sencillamente: «París bien vale una misa». La sentencia da pábulo a todo aquel que sea capaz de cualquier cosa, aun contradiciéndose a sí mismo, con el fin de alcanzar un objetivo. O el poder.

Quizá Cataluña vale más que una misa. Por ello han llegado a un pacto el PSOE y Esquerra Republicana. Han pactado. Y el pacto, según los líderes de ERC, «acerca a Cataluña a la independencia». Estos días se han oído críticas de todo signo y condición contra ese pacto. A nuestro Gobierno no le ha importado. Su relato no muda desde que han perpetrado los indultos de los independentistas catalanes y, más tarde, la ominosa amnistía. La ejecutiva socialista sigue hablando de que se ha acabado el conflicto catalán, pero los que originaron el conflicto catalán no dejan de repetir que ya está más próxima su independencia. La verdad es que pidan lo que pidan desde Cataluña, les será concedido. No es por principios (el PSOE ha sostenido lo contrario) sino por necesidad. Necesidad de sus votos para gobernar allá, y para gobernar aquí. Entregar la llave de la caja a Cataluña rompe todo principio de solidaridad y rompe, más que la amnistía o los indultos, la igualdad entre españoles. En conclusión, y literalmente según el pacto al que han llegado PSOE y ERC: se permite que la Generalitat «gestione, recaude, liquide e inspeccione todos los impuestos soportados en Cataluña». Otro gran logro de Pedro Sánchez.