La fórmula de Sánchez

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

Alejandro Martínez Vélez | EUROPAPRESS

22 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Todos los columnistas que quieren hundir a Sánchez no se dan cuenta de que ya no hablan de política. Hace mucho que el presidente entró en otra dimensión, en la que nadie conoce las normas. Y es que de un tiempo a esta parte no escriben de política. Lo hacen sobre filosofía. O más bien sobre las filosofías de Sánchez. Y, cómo podría haber apuntando el mismísimo Umberto Eco, el presidente está a un paso de pasarse a la teología, con lo cual solo se aplicarían sus normas o su norma. Nadie le sobrevive. Es que no se percatan. Feijoo únicamente comenta comentarios. Y no se lo dicen. En la era del relato, o vas por delante o te entretienes con las vistas del perdedor que sigue ganando.

Es verdad que el presidente no dice nada nuevo, pero lo dice él. A China va él. A Edmundo lo trae él. El primer plato fue Pablo Iglesias. El segundo es Yolanda Díaz. Auge y caída de Yolanda Díaz, otra vez. En Galicia ya la vimos subir y caer. Yolanda está contratada de especialista en el Gobierno. Aprueba volteretas como la justicia para las amas de casa que Sánchez luego rentabilizará en votos. En esta España imposible, mientras que el único que pueda sumar sea el presidente no hay nada que hacer, aunque cada vez sume menos. Encima, Alvise Pérez no viene a ayudar a Feijoo. A Feijoo le falta algo y le sobran Ayuso y Moreno, Abascal y Alvise.

Estamos en una época nueva y no se enteran. Un tiempo en el que Broncano gripa la moto de Motos riéndose de su sombra. Venimos de una pandemia y queremos vivir y votar como si no hubiese un mañana. El problema es que a Sánchez le da todo igual y a Feijoo no. Pero ¿eso hoy importa? El líder del PP hace los deberes. Va a Canarias. Va a Grecia. Y Sánchez los deshace. No pasa nada. Hasta Page, el disidente, pega más flojito. El que ha entendido que España es ingobernable es Sánchez. Y ha comprendido que, de momento, el único que la puede seguir ingobernando es él. Lo demás son las prisas de Madrid y el aburrimiento de Ayuso por golear más allá de la liga regional de la comunidad.

Sánchez es la innovación que mejor repite. Para gobernar hay que ser un medallón. El presidente lo es desde hace tiempo. Feijoo lo fue en Galicia, pero sigue sin cuajar en Madrid. En política hay que saber leer si estamos en permanencia o ruptura. Sánchez apurará hasta el final el trago de la permanencia dispar, la única posible hoy. La de Bildu y Puigdemont, de la mano, viendo cómo se pone el sol de España en el horizonte.

El presidente copia en cadena sin citar. Ya en la Edad Media pensaban que la originalidad era un pecado de orgullo. Y además le dan igual los que va dejando por el camino. Yolanda. Eternamente, Yolanda. La paternidad de su fórmula es muy antigua: yo o el caos, un caos ahora tripartito (Feijoo, Abascal y Alvise). Hasta nos entrega amagos de caídas que son mentira, como en un culebrón, para que le echemos de menos sin irse del todo. Hace mucho que Sánchez se parece a Nerón y no lo sabemos. O no lo queremos saber. Mientras las pensiones y los sueldos de los funcionarios suban, Moncloa tiene la llave y toca la lira.