Caballo de Troya

Luis Ferrer i Balsebre
Luis Ferrer i Balsebre EL TONEL DE DIÓGENES

OPINIÓN

WAEL HAMZEH | EFE

23 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La historia de la Guerra de Troya relatada por Homero tuvo lugar durante el siglo XIII a. C.; según la tradición griega, la guerra se debió a dos motivos, una forma de que Zeus redujera la población humana en continuo crecimiento y como una expedición de los griegos para rescatar a Helena, esposa de Menelao, rey de Esparta.

Uno de sus episodios más destacados fue la construcción de un enorme caballo de madera con el que los griegos lograron introducirse en la inexpugnable ciudad de Troya. El artilugio fue construido por Epeo y en su interior se introdujeron soldados griegos. La jugada maestra, descrita por Homero en la Odisea, consistió en que, tras un largo e infructuoso asedio de la ciudad, la armada griega fingió retirarse del campo de batalla dejando el caballo abandonado. Los troyanos lo consideraron un trofeo de guerra y lo introdujeron dentro de la ciudad; durante la noche, cuando los troyanos festejaban la victoria, los guerreros ocultos en su interior salieron, mataron a los centinelas y abrieron las puertas de la ciudad para que entrara el ejército que había fingido la huida, provocando la caída definitiva de Troya.

Este histórico episodio ha resultado ser una de las inspiraciones estratégicas más utilizadas en muchos conflictos. En el Libro de la guerra de Sun Tzu se detallan episodios semejantes. Durante el prolongado asedio de una ciudad que se suponía no podría resistir mucho más tiempo a causa de la presumible ausencia víveres, los sitiados comenzaron a arrojar desde los muros un buey, varios cerdos y todos los sacos de grano que les quedaban. Los enemigos, viendo semejante acción, concluyeron que deberían disponer de reservas sobradas para seguir resistiendo, por lo que pusieron fin al asedio y se retiraron.

El caballo de Troya ha dado lugar a denominar como tal a «la persona o cosa que se introduce subrepticiamente en algo para lograr un determinado objetivo». Este es el origen de el por qué se denomina troyanos a los virus informáticos que se introducen ocultos en un mensaje y que acaban destrozando el ordenador.

También es sin duda la inspiración del último ataque judío contra Hezbolá (Partido de Dios) en el Líbano. Se trata de la misma estrategia de los griegos, solo que utilizando la tecnología como caballo de Troya.

Aparte del éxito, lo complejo y sorprendente de la operación, este episodio supone una señal de partida de lo que va a ser la guerra del futuro en este mundo tecnológico y globalizado. Nada de garrotes, ni espadas, ni pólvora, ni uranio enriquecido, solo manipulaciones de los artilugios sobre los que hemos construido nuestro bienestar.

Apaguen el móvil y todos los mancontros con los que puedan localizarnos.