«Vigilantes de seguridad: siempre somos vistos como los 'malos de la película'»

OPINIÓN

25 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Agresiones en centros sanitarios y personal de seguridad

Recientemente ha sido noticia el aumento de agresiones en los centros sanitarios del área de Pontevedra. El 60% de las personas alteradas y fuera de control en estos centros son tratadas inicialmente por el personal de ambulancias y, posteriormente, por el de seguridad. Es alarmante que estos últimos carezcan de la autoridad legal necesaria para enfrentar este problema de manera eficaz. En muchos casos se ven obligados a reducir al paciente para evitar que se consumen las agresiones. Esto plantea una situación contradictoria: los vigilantes de seguridad enfrentan los riesgos, pero quedan desprovistos de un respaldo adecuado. Es inaceptable que muchas de estas agresiones queden sin denunciar simplemente porque la primera intervención no es registrada adecuadamente. El protocolo de actuación es clave, pero no parece estar claro.

Nos enfrentamos a situaciones difíciles casi a diario sin que haya un mecanismo establecido para reportar estos incidentes. Es un hecho que hasta que no se produce una agresión a un facultativo no se presenta denuncia. El entorno en el que trabajamos puede incluir a personas bajo los efectos del alcohol o drogas, individuos con problemas de salud mental, o aquellos involucrados en altercados violentos, lo que añade un nivel de estrés considerable. Además, los medios que tenemos a nuestra disposición son limitados: grilletes y una defensa (porra) que infringen las normas de distancia de seguridad establecidas en cualquier manual de defensa personal.

Cuando un profesional sanitario solicita intervención, la ley le protege a él, pero a nosotros nadie nos ampara. Siempre somos vistos como los «malos de la película», lo cual es profundamente injusto. No pedimos ser policías, simplemente exigimos un entorno seguro para realizar nuestro trabajo en las mejores condiciones físicas y mentales. No podemos permitir que la seguridad sea considerada un gasto prescindible y se necesitan medidas que garanticen que agredirnos no salga gratis.

Una situación que resulta incomprensible es cuando un individuo agresivo llega acompañado de la policía y esposado y se nos ordena retirarle los grilletes. Esto no solo es erróneo, sino que provoca altercados peligrosos una vez que los agentes se retiran. Cada uno tiene un papel y es vital que se respete. Solicitamos chalecos anti pinchazo y anti corte, así como trabajar en parejas en los centros. La seguridad no debe verse comprometida por ahorros económicos que, al final, ponen en riesgo a todos los involucrados. V. S.

La red de Redes

El pasado mes de agosto, como siempre suelo hacer cuando viene a verme alguien de fuera, lo llevé a conocer el pueblo de Redes, cosa que no volveré a hacer. Todos los años aparcábamos en un lugar reservado para ello y este verano lo hemos vuelto a hacer con la rutina de siempre. Al volver a recoger el coche, me fijé que en la señal de aparcamiento figuraba «solo residentes». Bueno pues el error ha terminado en una multa de 200 euros, que se convierten en 100 si se paga pronto. Al menos deberían poner un cartel más grande avisando, ya que la mayoría de las infracciones son por desconocimiento. La indignación es tal que hasta en Tripadvisor recomiendan no acercarse por el pueblo. Tal es así que uno titula su comentario: «Echando las redes en Redes»; otros ya lo llaman el «multódromo». Empiezo a pensar que es una trampa para turistas con simple afán recaudatorio. Ángeles García Portela. Oleiros.

El Concello de Vigo no responde a los vecinos

He puesto en conocimiento de la Valedora do Pobo la inacción del Concello de Vigo a la hora de responder a las quejas y reclamaciones que planteamos los ciudadanos, bien por medio del formulario establecido en la página web del concello, bien a través del teléfono 010. Este ayuntamiento tiene al parecer como sistema el no responder a las quejas y reclamaciones que le planteamos los vecinos sobre asuntos que afectan a la vida cotidiana de esta ciudad. José Antonio Cachafeiro Saavedra. Vigo.