La atención del mundo sigue girando en torno al conflicto de Oriente Próximo, que enfrenta a Israel con el Líbano e Irán, y con la violencia añadida en el territorio de la franja de Gaza (que suma más de 41.250 muertos). Un acontecimiento bélico que parece estar lejos de querer reencauzarse en un proceso de paz, con la atención internacional concentrada en una inquietante escalada militar. A este punto ha llegado el proceso bélico iniciado el 7 de octubre del 2023 con un ataque de Hamás contra Israel. Un episodio que no ha dejado de incrementar sus funestas consecuencias.
A estas alturas, el conflicto bélico se ha internacionalizado, con el mundo pendiente de la evolución de los acontecimientos. Estados Unidos ha defendido y apoyado el derecho de Israel a atacar en el Líbano, y Rusia ha pedido contención a Israel y a Irán (mientras que, paradójicamente, Moscú sigue atacando a Ucrania). Por su parte, la UE ha hecho un tibio llamamiento para alcanzar un alto el fuego.
El alto representante para Política Exterior y Seguridad de la Unión Europea, el español Josep Borrell, ha manifestado que «la soberanía de ambos, Israel y el Líbano, debe garantizarse y que cualquier otra intervención militar agravaría drásticamente la situación y debería evitarse». En este sentido, Borrell sentenció que «las armas deben silenciarse y la voz de la diplomacia debe ser escuchada». Algo que Israel no comparte.
La realidad palpable es que Hezbolá e Israel han combatido cuerpo a cuerpo en el Líbano y que Irán ha lanzado 180 misiles (la mayor parte interceptados, lo que equivale a decir que han causado daños menores). Pero estos sucesos han servido para enconar el conflicto y agudizar la determinación de Israel, que sigue afianzando el futuro bélico de la situación. Algo que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, no ha ocultado en ningún momento, como ha demostrado en sus ataques en el Líbano.
¿Un mundo averiado? Todo parece indicar que esta es la realidad de la situación actual, con un futuro incierto y oscuro. Porque, aunque el de Irán solo ha causado daños menores, no ha dejado de ser un ataque a Israel, que Netanyahu está teniendo muy en cuenta en sus bélicas respuestas, que no están pintando horizontes de paz.