Según filtraciones interesadas, la Comisión Europea está valorando reformar el sistema de implementación de fondos europeos para poner en primer plano a los gobiernos nacionales y excluir a las regiones de su gestión. El proyecto, según lo publicado, busca unificar los pagos de estos fondos en un único plan nacional excluyendo a las regiones de su ejecución. De este modo, miles de millones de euros destinados a agricultura, política social, cohesión, pesca y transición justa serían retirados de las administraciones autonómicas.
Como sabemos, la competitividad es clave en esta legislatura europea. Para lograr su éxito, desde el punto de vista presupuestario, es necesario aumentar recursos propios, reorientar el gasto hacia inversiones innovadoras y simplificar el modelo comunitario. Sin embargo, si el dinero europeo no llega a los gobiernos regionales, que son los que mejor conocen la realidad del terreno, nada de esto tendrá ningún valor. El mejor ejemplo es la terrible experiencia de la gestión de los PERTE efectuada por el Gobierno. Estos planes llegan tarde, mal y nunca a la economía española. En el sector agroalimentario y naval tan solo se han adjudicado uno de cada tres euros. Además, este sistema centralizado, aprobado por Sánchez con, por cierto, el voto de Vox, premia a quien ellos deciden. No a las regiones que, como Galicia, hacen los deberes. Así ocurrió con el PERTE de automoción, que claramente privilegia a Cataluña frente a Galicia o Castilla y León.
Ante el revuelo organizado por esta filtración, el comisario designado de Presupuestos ha asegurado que la Comisión no quiere quitar poder a los entes regionales. Pero hacen falta muchas más aclaraciones para algo de esta envergadura, y los diputados del PP hemos exigido por escrito al Ejecutivo europeo que, en ningún caso, se quiten estas competencias a las comunidades autónomas. Mientras, los eurodiputados gallegos del PSOE y BNG juegan a decir una cosa en Galicia y otra en Madrid. Pues, aunque afirman no apoyar este modelo, guardaron silencio cuando Sánchez decretó la gestión centralizada y opaca de los Fondos Next Generation, excluyendo a Galicia y a otras regiones, incluso tras la denuncia del presidente del Comité de las Regiones de la propia UE. Su única prioridad parece ser respaldar a Sánchez a toda costa. En definitiva, claro que hay que simplificar la asignación del dinero europeo, pero ¿qué ganamos excluyendo a comunidades autónomas y ayuntamientos? ¿O es que el nuevo Centro Integral de Saúde de Lalín sería una realidad sin la financiación del Concello y la gestión de la Xunta?
Las regiones son el corazón de Europa, sin ellas será inútil lograr la eficacia para competir en el mundo que tanto ansiamos. Volver al despotismo ilustrado (todo para las regiones, pero sin las regiones) supondría el mayor error de una Comisión que debe aspirar a que Europa sea más competitiva, pero que sobre todo debe aspirar a que los ciudadanos se sientan parte de ella.