Implantar una doble lente en el ojo

Francisco Gómez-Ulla AL HILO

OPINIÓN

XOÁN A. SOLER

29 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando hablamos de corregir errores refractivos como la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo lo primero en lo que se piensa es en la cirugía refractiva láser, una de las técnicas actualmente más extendidas y conocidas. Sin embargo, no siempre es posible tratar a los pacientes con esta opción, convirtiéndose las lentes intraoculares en esos casos en la alternativa más adecuada para pacientes con errores refractivos altos, con ojo seco severo o con córneas muy finas.

A diferencia de la cirugía de catarata, en la que es necesario reemplazar el cristalino, estas lentes, denominadas intraoculares fáquicas, de las que las más populares son las ICL (por sus siglas en inglés de implantable collamer lens), se colocan por delante del propio cristalino, sin extraerlo, preservando así la capacidad natural del ojo para enfocar.

Su implantación se hace de manera ambulatoria bajo anestesia local, con gotas con muy buenos resultados a nivel de corrección visual. Pero para ello es fundamental que el paciente tenga ya estabilizada su graduación, por lo que no se recomiendan para personas menores de edad.

Estas lentes están asociadas a múltiples ventajas, como el hecho de que la recuperación es más rápida que en otras técnicas, completamente indolora y sin necesidad de puntos; que la recuperación de visión es máxima, incluso en los casos más complejos; que son lentes personalizadas que se fabrican para cada paciente; que permiten corregir varios defectos visuales en un único procedimiento, y que no requieren del uso de gafas o lentes de contacto tras la intervención para las actividades cotidianas.

Y aunque se acostumbra a pensar que la implantación de una lente es mucho más compleja que la cirugía láser, no es verdad, permitiendo al paciente reincorporarse a su vida normal de manera muy rápida. Como siempre, la cirugía comienza por una buena exploración preoperatoria para verificar que el ojo cumple las medidas necesarias para recibir la lente y que no existe ninguna contraindicación.

Lo que sí es importante señalar es que, aunque se espera que los resultados sean duraderos, estamos ante un procedimiento correctivo, no curativo, una distinción que es importante matizar ya que pueden darse cambios en la graduación que requieran de ajustes de la lente en el futuro. Al fin y al cabo, estamos hablando de lentes reversibles, que se pueden explantar en cualquier momento por cualquier necesidad que pueda surgir y empezar de cero buscando el mejor tratamiento para nuevas necesidades de la visión.