El espíritu de la esperanza

José Ramón Amor Pan
José Ramón Amor Pan PUNTO DE VISTA

OPINIÓN

Biel Alino | EFE

08 nov 2024 . Actualizado a las 09:18 h.

El último libro de Byung-Chul Han, que da título a esta columna, no es el mejor que haya escrito este autor ni el mejor que se haya escrito sobre el tema. Es más, me atrevo a decir que, si no estuviera firmado por él, este original hubiese sido rechazado por la editorial. Entonces, ¿por qué lo traigo a colación? Porque no cabe duda de que existe una apremiante necesidad de hablar sobre la esperanza y de hacerlo en los términos en los que lo hace el filósofo alemán: «El sujeto de la esperanza es un nosotros (…). La esperanza no aísla, sino que reconcilia, vincula y une». Por tanto, las imperfecciones de la obra no anulan la oportunidad y aun la fecundidad de la misma. Su lectura evoca el clásico de Erich Fromm La revolución de la esperanza (1970) y la encíclica de Benedicto XVI Spe salvi (2007), aunque al primero solo lo cite un par de veces y al segundo ninguna. Mejor suerte han corrido el teólogo alemán Jürgen Moltmann y el pensador inglés católico Terry Eagleton. Me sobran todas las referencias a Heidegger y no tengo claro que sea ajustada la crítica al pensamiento de Hanna Arendt.

Esperanza, fe y amor: las tres bellas hermanas, dice casi al final del libro, echando mano de un literato alemán del romanticismo. La esperanza hace posible instalarse en un hogar, tiende un puente sobre el abismo, nos da orientación y nos brinda asidero. La esperanza es un ímpetu, ilumina el mundo, define y templa la existencia humana.