Falló el Estado

OPINIÓN

Fernando Calvo / MONCLOA | EFE

08 nov 2024 . Actualizado a las 09:42 h.

Mientras Feijoo repiensa la oportunidad de su petición de declaración del estado de emergencia, especialmente tras la respuesta de Sánchez de que ir del codo con la comunidad autónoma aumenta la eficacia, algunos anarcotácticos o extremos liberales se empeñan en formular el fracaso del Estado, y cuando lo hacen una no sabe si se refieren al Estado como ente abstracto, al Estado multinivel que nos ha dado la democracia o a los gobiernos que forman parte de él.

La petición de Feijoo de la declaración de emergencia es un ataque al Estado multinivel, pero no es un ataque gratuito, es un ataque estratégico. Feijoo busca acumular todas las competencias en el Gobierno central para que todas las responsabilidades caigan sobre él; tiene una oportunidad excelente para atacar a Sánchez, pero tiene a Mazón por el medio, y así es imposible.

Muchas de las ciudades que se han construido en el mundo han tenido que cambiar su ubicación originaria, porque muchos asentamientos nacieron a orillas de ríos que inicialmente facilitaban la vida de la gente y con el tiempo traían problemas. España está llena de asentamientos conflictivos que un día u otro generarán riesgo a las personas, pero es difícil mover poblaciones enteras porque su ubicación originaria tiene riesgos. Las catástrofes han ocurrido, ocurren y ocurrirán, y la planificación sostenible de intervención en ellas tiene límites económicos, políticos y sociales.

Los gobiernos fallan, las instituciones fallan, incluso, a veces, fallamos los ciudadanos, y muchas veces fallan los políticos. Feijoo está dispuesto a sacrificar a Mazón para poder tener libertad de atacar a Sánchez. Para Feijoo, los errores de Mazón no pueden convertirse en el muro que defienda a Sánchez; no es un problema de que falle el Estado, es un problema de la estrategia de los partidos.

Ha habido errores, claro; la población se ha sentido desamparada, claro; las soluciones tardan, claro; los medios de comunicación, empeñados en vender emociones, acaban vendiendo populismo emotivo también; y los políticos son incapaces de estar a la altura. Ha habido errores, muchos errores, pero todos tienen padre y madre, y el único que tiene capacidad para afrontar este desastre es el Estado multinivel que tenemos, sobre todo si lo dejamos funcionar.

Son los bomberos, el ejército, las policías, eso es el Estado, incluso las ONG que se sostienen habitualmente del Estado se han convertido en elementos periféricos de este. Fallan los actores, los gobiernos, y cuando la estrategia de las organizaciones enfrenta los niveles del Estado corremos un riesgo alto, pero la mayoría de las veces las autoridades institucionales tienen más sentido de institución que sus jefes de partido, y entonces el Estado renace y se convierte en el sostén de la ciudadanía.

No ha fallado el Estado, han fallado algunos políticos; tenemos el Estado que queremos y funciona por niveles, tal y como lo hemos diseñado, y lo hace bastante bien.