Siguen las quinielas. Nunca nos abandonaron. Los politólogos son futurólogos sin fin. Las ganas de la derecha de acabar con los zurdos alimentan las teorías sobre el final de Sánchez. El desastre de la dana contribuyó a multiplicar este tipo de especulaciones que tienen poco recorrido. La gestión de la dana ha perjudicado a Sánchez, pero tiene, como siempre, muchas cabezas que entregar, antes de que caiga la suya. Es posible que le haga perder votos en unas supuestas elecciones adelantadas. Ese es el juego favorito de los enemigos de Sánchez: ¿cuándo serán los comicios? Y hasta de algunos de sus presuntos aliados, que solo lo mantienen para evitar escenarios peores. Sánchez sabe que el único que puede sumar en este escenario de fragmentación política es él, salvo que en un paso por las urnas Feijoo sume con Vox y con lo que arañe Se acabó la fiesta, sobre todo en Madrid. Mientras, toca Sánchez.
Así lo demuestra él. No deja de insistir que agotará la legislatura. Las presiones desde Europa le pueden perjudicar. La falta de Presupuestos. Los presuntos delitos de su mujer. Otra derrota ayer con el impuesto a la banca. Pero él mantiene su rumbo, imperturbable. Es de acero. Sabe enseñar los dientes en una sonrisa impostada ante los medios, como había aconsejado Isabel Pantoja en sus peores momentos. Para los agoreros de que la convocatoria electoral ya está a la vuelta de la esquina, o como mucho el año próximo, los mismos que veían elecciones tras Cataluña e Illa (que ya ha cumplido cien días de gobierno), Sánchez aplica su agenda presidencial y su agenda como número uno del PSOE. El fin de semana del 30 de noviembre y el 1 de diciembre será el comité federal de su mando absoluto. Los cadáveres políticos que caigan ahí darán muchas pistas de la legislatura. Por supuesto, de momento no ha invitado a los jarrones chinos del pasado, que no dejan de atacarle: Felipe González y Alfonso Guerra. Es mucho Sánchez. Después, ha convocado a la otra oposición, la de los presidentes autonómicos, para el 13 de diciembre en Santander. Para que quede nítido que está al frente y que nada ni nadie lo va a mover de Moncloa. Y todavía tiene la jugada maestra. Si consigue terminar la legislatura, no presentarse y pasarle la papeleta del PSOE ardiendo a una candidata mujer. Tal vez, María Jesús Montero, o acaso Yolanda Díaz ya sin careta, fichada por los socialistas. No descartemos a Óscar Puente, que está mudando a toda velocidad su perfil agresivo por uno más abierto a escuchar a los demás. Hasta fútbol, el opio del pueblo, quiere poner Puente en los trenes gratuitos. El futuro de Sánchez, de momento, es Moncloa, Moncloa, Moncloa. Y, tal vez, luego no dar la cara y marcharse a Europa a seguir mandando. No estamos ante un político resistente. Estamos ante un gobernante que sabe resurgir hasta de las cañas y del barro. Pacificó momentáneamente Cataluña a base de darles cuerda. Como si les estuviese contando alguna verdad. Todo el mundo dice que sus aliados son los únicos que pueden acabar con él. Lo dudo. La alternativa sería Feijoo con Vox y, para ellos, sería mucho peor. El único que puede terminar con Sánchez es Sánchez. Y lo hará rumbo a Europa.