La IA, tan ineludible como retadora

M.ª Carmen González Castro
M.ª Carmen González VUELTA Y VUELTA

OPINIÓN

Dado Ruvic | REUTERS

03 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Ha venido para quedarse y transformar nuestros hábitos y nuestra vida en todos los aspectos. La inteligencia artificial es la nueva gran revolución tecnológica, con sus aciertos y sus errores, con sus bondades y sus peligros. Bondades y peligros que, apenas dos años después del lanzamiento de ChatGPT, la herramienta que popularizó la IA entre el común de los usuarios, son más que patentes. Cada día encontramos nuevos avances, que van desde la detección precoz de enfermedades en el ámbito de la medicina hasta coches que conducen de forma autónoma, o la posibilidad de analizar una inmensa cantidad de datos en un tiempo mucho más reducido.

Pero los daños que puede traer la IA también están ahí: desde ciberataques o robo de información hasta la difusión masiva de bulos, de imágenes falsas y noticias sin fundamento que se amplifican a través de las redes sociales. Y que siempre tienen un objetivo: manipular la opinión pública para ponerla contra el sistema.

La Xunta anunció ayer su propuesta para regular el uso de la IA. Y presume de ser la primera región europea en hacerlo. Este es un primer paso importante que establecerá directrices sobre cómo debe utilizarse en el seno de la Administración pública y crea estructuras para ayudar a las empresas a probar e incorporar sistemas de inteligencia artificial. Sin embargo, no debemos pensar que está todo hecho. Como ha venido ocurriendo en los últimos tiempos con la tecnología, los avances van más rápido que la regulación. Y lo que ahora parece innovador, en unos meses se habrá quedado obsoleto porque ya estaremos en otra etapa, con nuevos beneficios y peligros.

Lo más fácil es apelar a la responsabilidad de las grandes tecnológicas, aunque poco resultado puede esperarse visto cómo se han comportado en los últimos tiempos los gigantes que gestionan herramientas tan poderosas como Facebook, Instagram o TikTok, obviando cualquier límite sensato, desde permitir que se propaguen bulos, que proliferen los bots o fomentar el enganche de los menores.

Así que solo queda seguir profundizando en esa regulación y ser capaces de prevenir cada vez mejor a las nuevas generaciones en los desafíos que la IA les pone delante. Un nuevo intento de poner puertas al campo.