Donald Trump tomará posesión como presidente de Estados Unidos el lunes 20 de enero del 2025, tras oficializarse el resultado de los comicios, con su certificación el 6 de enero como presidente electo. A partir de entonces podremos conocer, entre otras cosas, sus previsiones respecto a la guerra de Ucrania, su relación con Rusia (es decir, con Vladimir Putin, al que ha definido como «un tipo hábil» y «un estadista de gran talento») y su capacidad de mediación pacificadora.
Por lo de pronto, Trump le ha encargado al general retirado Keith Kellogg, de 80 años, que busque la paz entre Rusia y Ucrania, para poder cumplir su promesa de ponerle un «fin inmediato» a la guerra en curso.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, sospecha que Putin buscará forzar a Estados Unidos a aceptar las condiciones de Rusia, en un momento en el que Ucrania está usando ya proyectiles de largo alcance suministrados por los aliados contra objetivos rusos. Mientras, Rusia entrena a un contingente de 10.000 soldados norcoreanos, dispuestos para entrar en combate en el frente de Kursk, el más problemático, con tropas rusas identificando nuevos objetivos en suelo ucraniano para atacarlos con misiles balísticos hipersónicos Oréshnik.
Zelenski ha afirmado que estas amenazas de Vladimir Putin son un intento de «sabotear los esfuerzos del presidente estadounidense para que termine la guerra en Ucrania». Porque Zelenski se manifiesta seguro de que las amenazas del presidente ruso son un intento de «sabotear los esfuerzos del propio Donald Trump», quien ha manifestado conocer muy bien al líder ruso.
La realidad es que un millón de personas acaban de quedarse sin luz en Ucrania y que el conflicto, ya enquistado, se encamina hacia su tercer año, sin que se perciba ningún signo de una reconciliación final. Con todos esperando a Trump.