Mi mujer está muy muy impresionada porque le ha salido un músculo. Se encuentra entre el codo y el hombro y no es el bíceps, es uno más pequeño situado inmediatamente detrás, que le hace un hueco muy gracioso. Ella, como primera medida, se ha remangado la blusa. Mi mujer está yendo al gimnasio desde lo de la pandemia, o sea que ya se lo merecía.
Lo de la gimnasia ha cambiado mucho. Antes levantábamos pesas, hacíamos flexiones, abdominales, cosas así. Ahora eso ya no se lleva. Ahora no hay que coger nada, hay que hacerlo todo con el propio cuerpo. Te retuerces, te agachas, saltas... Y, claro, así no te salen músculos, solamente estás bien de salud, ¡bah! Es, por poner un ejemplo, lo de Madonna y lo de Miley Cyrus. Nosotros en el gimnasio hacemos lo mismo que Miley en sus vídeos, pero sin cantar. Mi mujer está contenta con su músculo, pero yo no las tengo todas conmigo. Me acuerdo cuando Arnold Schwarzenegger llegó a gobernador. Eso de estar en forma tiene un componente social muy preocupante. Yo, que solo corro cuando llego tarde, me cruzo cada mañana por el paseo marítimo a ciudadanos que, en pantalón corto y camiseta de tirantes, me adelantan con una sonrisa. Una manifestación clara de mens un poco tonta in corpore sano. Yo hoy desde aquí quiero transmitir un mensaje de esperanza: del deporte se sale. Aunque a mi mujer le haya salido un músculo.