El próximo 20 de enero, Donald Trump tomará posesión como el 47.º presidente de Estados Unidos, poniéndose así en marcha la posibilidad de que empiece a cumplir sus promesas de Gobierno, entre las que figuran varias en el ámbito nacional y también la mediación para acabar con la guerra de Ucrania.
Mientras, en España, el presidente del Gobierno se ha abierto a la esperanza de no perder más votaciones a manos de la conjunción PP, Vox, PNV y Junts. Por ello, Pedro Sánchez está buscando un nuevo entendimiento con Carles Puigdemont. Porque perder votaciones genera una imagen de debilidad que causa irritación en la Moncloa, y al actual presidente no le gusta el calificativo de débil. Por su parte, el líder de Junts ha manifestado con claridad que no le renovarán «la confianza si sigue con la estrategia de hundir a Cataluña».
Entre tanto, el rey de España ha desempeñado con manifiesto acierto el papel de «moderador» que le atribuye el artículo 56 de la Constitución española, y le ha pedido a las fuerzas políticas que dialoguen más y se griten menos.
Por su parte, el expresidente Felipe González le ha pedido al Gobierno que facilite el retorno del candidato electo en Venezuela, Edmundo González, con las «garantías necesarias para que sea eficaz su propuesta de transición» a un mes de la toma de posesión, porque solo así «Venezuela vivirá el cambio que tanto anhela». El propio Edmundo González ha puesto la fecha de regreso a su país el próximo 10 de enero, convencido de que será posible conseguirlo.
Por lo demás, parece seguro que continuará la guerra Israel-Gaza, que comenzó el 7 de octubre del 2023. Y Putin seguirá atacando el sistema energético de Ucrania, sumiendo así al país a un largo apagón. Mientras, Trump proyecta sus ansias imperiales sobre Groenlandia y el canal de Panamá… Vivir para ver.