A los mayores hay que escucharlos y atenderlos

OPINIÓN

Dos personas mayores paseando, en imagen de archivo.
Dos personas mayores paseando, en imagen de archivo. MARCOS MÍGUEZ

30 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace un tiempo que se viene planteando la posibilidad de crear unos departamentos específicos de personas mayores en las distintas Administraciones públicas, a nivel local, autonómico y estatal. Parece necesario para defender la práctica totalidad de los problemas que afectan a este colectivo, que ya supone más de un 20 % de la población de España. Lo cierto es que este numeroso colectivo no se ve reflejado. Ni reflejado ni representado. Porque a los mayores no se les escucha y, muy a menudo, ni se les oye.

Hay áreas muy específicas que necesitan con urgencia una reforma para atender a las personas mayores. La sanidad, con unas largas listas de espera para quienes no tenemos tiempo para plazos largos, porque necesitamos que las situaciones de deterioro físico, unido a las circunstancias que afectan a nuestra memoria, atención, comunicación, miedo a la vejez, depresión, problemas de sueño y tantas otras, se resuelvan pronto. En el ocio, porque esos viajes que ofrece el Imserso levantan muchas polémicas desde el inicio de los plazos para solicitarlos. Demasiados bloqueos a los cinco minutos de abrirse esa posibilidad. Hace falta más claridad. En la dependencia, en cuya espera para ser reconocido y ayudado se van muriendo miles y miles de afectados (casi 900.000 desde el año 2006, según datos del informe del Observatorio de la Dependencia de la Asociación estatal de directores y gerentes en servicios sociales. Casi nada. Y lo que viene... En la valoración y revisión de las minusvalías, esperas de meses y meses, muchos.

Y la soledad no deseada, que está presente 365 días al año. En la eterna y excesiva burocracia con las Administraciones y las pegas con la banca, por esa famosa y real brecha digital, por falta de conocimientos, por desconocimiento del manejo de la informática y de sus recursos. En las negociaciones de las pensiones, que están en manos de sindicalistas y empresarios, que no nos representan. En la dispersión enorme de plataformas, federaciones, asociaciones, nacionales, provinciales, locales, cada una con sus objetivos, cada una a lo suyo, lo que resulta muy práctico a nuestro sistema político: si somos muchos y estamos divididos, nunca llegaremos a ejercer nuestra fuerza. Sin lugar a dudas, nunca llegaremos. Demasiados reinos de taifas a la española. Y en tantas cosas más… Pero ahí seguiremos, implorando hasta que un día alguien tenga el convencimiento de que a los mayores hay que escucharlos y atenderlos. Alguien con el poder suficiente para cambiar las cosas. Julio Méndez Menéndez de Llano. Lugo.

Realidade ou ficción

O recente informe da Cámara de Representantes de EE.UU. sobre a pandemia de covid debería ser un punto de partida para un debate global serio. Este documento, froito dunha investigación exhaustiva e supostamente rigorosa, cuestiona verdades asumidas durante a crise e formula interrogantes preocupantes sobre a xestión dos gobernos e a eficacia das medidas adoptadas. Nas súas conclusións afírmase que o virus ten orixe artificial, que as medidas de illamento e as máscaras foron ineficaces e que a diminución dos contaxios respondeu máis á inmunidade natural que ás vacinas. Sinala graves fallos de transparencia e danos colaterais, tanto económicos como psicolóxicos, derivados de decisións políticas erradas. Independentemente da validez científica destas afirmacións, o que resulta alarmante é o silencio que rodeou este informe en boa parte do mundo, incluído o Goberno. Non semella haber interese en aprender dos erros nin en garantir unha mellor preparación para o futuro. A pandemia non só foi un desafío sanitario, senón tamén un exame para as nosas institucións e liderados. Ignorar o que se fixo mal equivale a aceptar que poderiamos repetir os mesmos erros. Urxe abrir un debate político e científico. Non facelo sería unha afronta ás vítimas e unha renuncia a mellorar como sociedade fronte a futuros desafíos. Xián Antón Lorenzo Rodríguez. Ribadavia.