Siria, con traje y corbata

Mariluz Ferreiro A MI BOLA

OPINIÓN

Hayat Tahrir Al-Sham | REUTERS

07 ene 2025 . Actualizado a las 21:17 h.

Al parecer, Bruselas, Berlín y París juzgarán a Siria «por sus actos». Que sí, que la ministra de Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, y su homólogo francés, Jean-Noël Barrot, reconocen el espíritu yihadista de los señores que se consideran ahora las abejas reinas del avispero sirio, pero quieren esperar, concederles un plazo de cortesía. Los dos mandatarios viajaron a Damasco en nombre de la UE. El nuevo líder del país, Al Jolani, los recibió con traje y corbata, como si hubiera pasado página, incluso como si hubiera cerrado el libro de su etapa como jefe de Al Qaida en la zona. Su séquito compartía estilismos para esta primera visita. Los europeos, literalmente, aseguraron que tienden su mano a la administración que ha tomado el poder después de provocar la caída del Bachar Al Asad. Curiosamente, Al Jolani no hizo lo mismo con Annalena Baerbock. Porque, precisamente, estrechó la mano de los señores visitantes, pero no la de la política, porque es una mujer. Un gesto. Pero que debería relativizar toda la verborrea de supuestas buenas intenciones de los nuevos gobernantes. ¿Qué hubiera pasado si Al Jolani hubiera negado el saludo a un ministro extranjero por ser negro? ¿Se le perdonaría de la misma forma si lo atribuyera a una simple cuestión cultural? Destinar fondos europeos para apoyar un régimen que no respeta a las mujeres y a las minorías sería un gran error de la Unión Europea. Evidentemente, Siria no va a ser Suecia, pero tampoco debería caminar hacia la senda de Afganistán, donde a ellas se les impone el silencio y se les tapian ventanas. No basta con lucir una sonrisa y una americana. Por sus actos los conoceremos. O puede que ya los estemos conociendo.