El próximo 20 de este mes, Donald Trump será investido como el 47 presidente de los Estados Unidos. A partir de ahí, y según él mismo ha anunciado, pondrá en marcha un proceso de mediación destinado a terminar con la actual guerra en una Ucrania invadida por tropas rusas, dentro de un proceso bélico que comenzó el 24 de febrero del 2022 y que aún continúa sin asomos de tregua.
Las tropas rusas están intentando apoderarse de la ciudad de Pokrovsk, donde aún se libran «muy fieros» combates, según fuentes ucranianas, mientras otras dos localidades de la región de Donetsk ya han sido tomadas por Moscú.
Según el presidente Zelenski, que ha calificado a Putin de «inhumano», muchos de los soldados coreanos que han acudido en apoyo de Moscú han resultado heridos o muertos en la región de Kursk. Rusia ha intensificado asimismo la guerra aérea sobre Ucrania y sus tropas atacan en distintos frentes.
En su conferencia de fin de año, el presidente ruso ha asegurado que está avanzando en todos los frentes en Ucrania y ha reiterado que está listo para reunirse con Donald Trump. Por su parte, Zelenski le ha pedido a Occidente más armas pesadas para hacer frente a los invasores rusos, una petición a la que ha accedido el todavía presidente estadounidense, Joe Biden.
La realidad histórica es que todo empezó con la anexión de Crimea por parte de Rusia en el año 2014, aunque la actual guerra no se inició hasta el citado mes de febrero del 2022, cuando Putin procedió a invadir Ucrania en lo que creía que iba a ser una operación de rápido desarrollo.
La realidad es que Ucrania ha ofrecido —y sigue ofreciendo— una resistencia firme en su conjunto, aunque la situación pueda catalogarse de cada vez más difícil en algunos frentes. A pesar de todo, la resistencia ucraniana sigue en pie y aún cabe esperar que desemboque en una tregua definitiva. Pero la guerra todavía parece estar lejos de haber terminado.