Simón Bolivar, Maduro y Hugo Chávez
El problema de fundar una nación sobre una mentira o una narrativa parcial es que, con el tiempo, esa falta de autenticidad erosiona los cimientos éticos y culturales del país. La figura de Simón Bolívar, conocido como el Libertador, ha sido idealizada hasta el punto de minimizar aspectos controvertidos de su vida, como las matanzas de La Guaira en 1814 o de Pasto en 1822, donde cientos de prisioneros fueron ejecutados, incluidos ancianos y tullidos.
Desde su independencia de España, Venezuela parece haber ido cuesta abajo. Y es que cuando algo comienza torcido, suele continuar torcido. ¿No resulta irónico que su himno proclame «gloria al bravo pueblo» y «abajo cadenas,» mientras el país ha vivido bajo dictaduras que han forjado cadenas aún más pesadas? Si hubo cadenas bajo España, estas eran mucho más ligeras, cuando compartían derechos con los españoles peninsulares. Comparen la situación con estar ahora gobernados por un autócrata populista. Es desconcertante cómo se ha mitificado a Bolívar y, más recientemente, a Hugo Chávez, venerado como el «comandante eterno.» Este culto a los «salvadores» perpetúa el problema. Quizás lo mejor para Venezuela y América Latina sería equiparar a Bolívar, Chávez y Maduro en el mismo nivel y refundar la nación bajo un nuevo paradigma, con una verdad honesta. No se trata de idealizar el pasado, sino de combinar lo mejor de la independencia y la herencia compartida con España. Solo así podrá romperse el ciclo de mitos y contradicciones que han marcado a la región. Francisco R. González. Fene.
Okupas
Dicen los representantes de Podemos que el problema de la okupación no existe en España. Si fuese así, resulta paradójico que existan empresas y seguros para la desokupación. marisa García. lugo.