Licencia para reforma de un edificio
Como presidente de una comunidad de vecinos, pero también como contribuyente e incluso como simple ciudadano, me siento hastiado y se me hace insoportable presenciar la apatía, indulgencia y la falta de resolución de los aparatos del Estado y su burocracia. En mi caso, desconozco si por algún tipo de conflicto en el Concello de Santiago o simple falta de medios, llevamos meses esperando por la tramitación de licencias que nos permitan llevar a cabo una reforma integral de nuestro edificio. Esta situación, que puede parecer menor, supone un impacto directo en las empresas involucradas, que no pueden desarrollar su trabajo con normalidad (lo que a veces provoca que tengan que forzar paros), pone en riesgo subvenciones europeas preconcedidas e impacta directamente sobre el mantra de luchar por mejoras en la eficiencia energética.
Basta ya de guerras cainitas entre cuerpos públicos a todos los niveles, que en ocasiones alcanza, como tristemente pudimos presenciar en el caso de Valencia, cotas en los que el esperpento llega a cobrarse vidas humanas. D. G. Santiago.
Especialistas EIR de familiar y comunitaria
Un ejemplo: enfermera con años de experiencia en la sanidad pública que realiza el EIR (especialistas internos residentes) de familiar y comunitaria, formación de 2 años durante los cuales pasa a cobrar el salario mínimo, dedica el doble de horas que en la jornada ordinaria y pierde 2 años de puntuación, experiencia y méritos para las listas de contratación y oposiciones. Cuando finaliza la especialidad, el Sergas, en lugar de aprovechar y contratar al personal que forma, como se hace con los mires de familia, decide no priorizar la contratación de enfermeras especializadas en atención primaria, obligándolas a aceptar contratos en hospital, o penalizándolas durante un año si los rechazan. Mientras, contrata aleatoriamente a cualquier profesional de enfermería para trabajar en los centros de salud, aunque no cuente con experiencia previa ni especialidad. Esto contrasta con el mensaje que promulga la Consellería de Sanidade de potenciar la atención primaria. Concretamente, en el área sanitaria de A Coruña forman todos los años a 10 EIR a los que no fidelizan de ninguna manera, y que se ven obligados a trasladarse a otras áreas de Galicia u otras comunidades para desempeñar su especialidad. Es una pena que una especialidad oficial reglada por el Ministerio de Sanidad, y que supone una inversión de 60.000 euros en formación por cada profesional, se desperdicie de esta manera. Lo que están haciendo es desanimar completamente a los profesionales y empeorar la asistencia sanitaria pública. F. B. V. A Coruña.