Con el terremoto que ha producido el acceso de Trump a la Casa Blanca han aparecido en español dos neologismos, broligarquía y broligarca. En el primero está el elemento compositivo -arquía (del griego archía, ‘gobierno'), presente en voces españolas como anarquía, diarquía, monarquía, poliarquía, etcétera. Las que surgen ahora son adaptaciones de los términos ingleses broligarchy y broligarch. El primero es fruto de la combinación de bro (acortamiento de brother, ‘hermano') y oligarchy.
En una broligarquía, quienes gobiernan o controlan el poder son los broligarcas, los integrantes de ese pequeño grupo de personas, que se distinguen de otros oligarcas por su condición de bros, amigos o colegas. Ahora se aplica a los dueños de las grandes tecnológicas de Silicon Valley y de las redes sociales. Broligarchy circula desde hace años. Un tuit del 2018 ya vinculaba a Elon Musk con los broligarcas. Comenzaba a identificarse a estos con los tech bros.
En julio del 2024, The Guardian publicó una información con un título que parece de la semana pasada: «Los broligarcas tecnológicos hacen cola para cortejar a Trump». Allí se hacía referencia al vínculo del nuevo vicepresidente del país, J. D. Vance, con Peter Thiel, el fundador de PayPal, del que se decía: «Apuesta a que él será el primero de una nueva generación de hermanos oligarcas tecnológicos». En esa broligarquía que surge como uno de los grandes apoyos de Trump aparecen otros milmillonarios del mundo tecnológico, como los números uno de Meta (Facebook, Instagram y Whatsapp), X, Apple, Google y Amazon.
Cabe preguntarse si broligarquía y broligarca son términos necesarios y si procede emplearlos así en español. Podría recurrirse a oligarquía y oligarcas, pero con algún complemento especificativo, lo que les restaría brevedad y expresividad. Pedro Sánchez está poniendo en circulación tecnocasta, con el elemento compositivo, tecno- (‘técnica'), que aparece también en tecnocracia, aunque nos vamos alejando de los dueños de las grandes empresas de internet, pues para nosotros los tecnócratas son otra cosa.
En cuanto al empleo de broligarquía y broligarca como voces españolas, no presenta mayores obstáculos. Aunque como extranjerismo, bro circula bastante en el habla coloquial, sobre todo en ambientes juveniles, y su forma gráfica y su pronunciación no chocan en español. Tampoco ha de descartarse que todo se quede en una aparición fugaz.